lunes, 15 de noviembre de 2021

§ 2.519. Femme fatale (Brian De Palma, 2002)

 

Una historia de robos bastante inverosímil, difícil de encajar, un poco barroca y enrevesada. Pasa media hora y todavía no sabes qué estas viendo. Me parece que la complejidad del guión he sido llevada al metraje, a la pantalla, y que más que estar ante una obra compleja nos encontramos, por momentos con creciente irritación, con una obra no ya difícil de comprender, sino abierta y literalmente incomprensible. 
Estéticamente es interesante, la música tiene una fuerza que acompaña perfectamente al desarrollo de la trama, muy al estilo thriller de Hit. 
El cambio que experimenta la cinta a los cuarenta y tantos minutos parece anunciar otra película, "siete años después" como reza el intermedio de la misma.
No me parece una gran obra. Antonio Banderas parece un pato mareado al lado de Peter Coyote y otros actores más consagrados. El impulso juvenil que en las película celtibéricas tiene su gracia, naufraga en este tipo de producciones. El papel de paparazzi no es para él. A medida que lo ves en pantalla te acostumbras, y realmente por momento transmite autenticidad, pero su presentación no es del todo buena. Desde luego he visto cosas mejores de él, casi todas.
Tiene, además, algunos fallos de guión incomprensibles, o al menos a mi así me lo parece.

domingo, 14 de noviembre de 2021

§ 2.518. La mujer obsesionada (Henry Hathaway, 1959)

 

De las últimas del maestro Hathaway que me quedan por ver. De las últimas que están editadas, pues hay una cuantas que no consigo encontrar en ningún sitio.
Rodada en escenarios naturales, es interesante aunque un poco larga. A mi se me ha hecho larga. No me interesan excesivamente las historias de amor. Y no creo que el director sea de los más dotados para este género. Tiene algo de costumbrista, de naturalista, de vida rural americana. El papel de la mujer pretende ser de una fuerza arrolladora, pero no consigue transmitir la potencia necesaria. Exige una transformación radical desde el rol de una mujer sumisa, metida en el hogar, en la casa, a una singular ranchera. Y no está mal elegida la actriz, ni mucho menos. Quizá el tono no sea el más adecuado para una historia de amor. Tengo al maestro por un director del Oeste, de Aventuras, de conflictos no resueltos, de tensión y un cierto trasfondo conflictivo. 
La tensión entre un niño pequeño y un adulto que se enamora de una señora viuda es un tema emocionalmente no fácil de concretar, plasmar y rodar. Además es un guión original, lo cual es más difícil de llevar a buen puerto.
La pareja Susan Hayward y Stephen Boyd funciona bien, muy bien. Ella es una actriz inmensa, él siempre ha estado a la sombra  de su papel en Ben Hur. Le he visto en una cuantas películas pero en ninguna de ellas le he visto realmente bien. Funciona, pero sin más. Hace bien el papel, pero se le falta ese magnetismo que sólo tienen los actores realmente potentes. Él no lo es. 
Ella sí, ella es otra cosa. Con una mirada, una cara marmorea, el pelo rojo, probablemente más baja de estatura que las diosas de la belleza con las que le tocó competir en un Hollywood dorado que tenía establecidas sus musas... Aun así tenía una belleza natural y un garbo y apostura muy propia.
La cinta tiene parte de un dramatismo intenso, los parajes naturales son los del Oeste de Hathaway y la cuestión amorosa está bien resuelta. El amor entre ellos crece a la vez que el niño. Es bonita, se deja ver. Es algo diferente en la filmografía del maestro.
Director por el que siento una gran admiración. Todas sus películas me agradan, especialmente las de Oeste. Le tengo por un gran artesano de la industria.

sábado, 13 de noviembre de 2021

§ 2.517. La casa roja (Delmer Daves, 1947)

Relato de misterio en la América rural con una fisicidad muy determinada por los dos protagonistas: un ya algo mayor Edward G. Robinson con expresiones toscas y la caudalosa mirada a ninguna parte que patrocinó como propia y de la que no se desprendía, y una Judith Anderson, siempre tan encasillada desde su papel, absolutamente estelar en Rebeca. Les acompañan Lon McCallister, Allene Roberts, Rory Calhoun, y a cantante de jazz Julie London (que la tengo por buena e interesante).
El relato parece sacado de Poe, aunque es de George Agnew Chamberlain sobre el que proyecta el guión el director.
Muy interesante, excelentemente bien tratada, con una progresión en el "suspense" que la eleva poco a poco y que la sitúa como una obra interesante. Oscura y algo dramática, no sólo sitúa al espectador dentro de la trama, sino que le coloca en la alternativa de querer saber o no saber qué ocurre en el sendero. Algunos personajes sí quieren saber qué pasa, mientras que otros prefieren ignorar lo que ocurre dando un rodeo por el camino más largo. Toda una metáfora de la vida y de la realidad. No siempre afrontar el camino difícil es garantía de llegar a un buen lugar. A veces la postura más inteligente es precisamente la contraria, dejarse vencer por algo que no puedes controlar y seguir el camino más fácil.
Quizá el bosque sea el pasado, no el futuro. La morbosidad de la relación entre la hija adoptada del granjero y el trabajador, con la novia de éste rondando es particularmente intensa. Tal y como observa el padre dicha relación puede deducirse que, de una manera u otra, reproducen la relación que él tuvo con su mujer. Hay algo amenazador en el bosque, pero no porque sea peligroso caminar por él, sino porque esconde algún secreto que es mejor que no salga a la luz. La pertinaz búsqueda de la Casa Roja, la obstinación de la hija en ello parece más propio de un determinismo genético que de una simple pulsión por averiguar la verdad.
La música de Miklós Rózsa le aporta un dramatismo intencionado verdaderamente interesante.
Realmente me ha sorprendido, me ha parecido magnífica. Delmer Daves es un director muy sólido.

§ 2.516. Las zapatillas rojas (Michael Powell y Emeric Pressburger, 1948)

Celebérrima cinta de amor desarrollada en el mundo del espectáculo de esa pareja de directores que hizo fortuna conjuntamente. Delicada, suave, bien trazada, con un guión aunque previsible firme y progresivo. Un color un poco diluido a cargo de Jack Cardiff (luego director de obras interesantes).

Un poco larga para mi gusto, se hace pesada. Tarda en arrancar y aunque la historia es bonita no llegas a conecta con ella del todo.  La frialdad del director (abiertamente homosexual) de la empresa a veces es algo impostada, y la candidez de la bailarina para cuestiones amorosas también se aprecia forzada. La verdadera historia arranca bien entrados los cincuenta y pico minutos...

Si te gusta el ballet, o las películas musicales, seguramente te agrede. La he disfrutado pero no es el tipo de cine que más me gusta. No es una historia de amor desgarradora, ni de intensidad. El baile central es realmente magnífico y está muy logrado, pero la cinta en general me ha aburrido un poco.


jueves, 11 de noviembre de 2021

§ 2.515. Kamikaze 1999 (El último combate) (Luc Besson, 1983)


Elegir para debutar como director de cine esta película tiene su mérito. No es una historia convencional, no tiene diálogos, no se habla en toda la película, no se pronuncian frases o palabras y está rodada en blanco y negro. Tenía, además, solamente 23 años de edad.

Estamos en 1983, la contraculturalidad está presente en todas las estéticas, también en el cine, y la influencia del gran cine -el cine clásico- de los años treinta a cincuenta ya ha perdido su fuerza. Otros modos de hacer cine triunfan, un nuevo público reclama otras cosas...
Estéticamente es interesante, aunque carece de la fuerza de otras apocalípticas del subgénero que tuvieron mejor fortuna de público y crítica. La influencia de "Mad Max. Salvajes de autopista" (George Miller, 1979) parece evidente, aunque no pretende mostrar las mismas cosas, en aquella la lucha por la supervivencia era el asunto principal, aquí, en esta, es el contexto en el que se desenvuelve. No consigue evocar de manera plena lo que sí consigue "Cuando el destino nos alcance" (Richard Fleischer, 1973) que es una película excepcional.
El guión no procede de una obra literaria, ni un comics, ni nada parecido. Es original del director y el actor principal (Pierre Jolivet). El otro actor es Jean Reno, tan característico como siempre.
No tiene tampoco una música convencional que acompañe a las imágenes -no procedería tampoco- sino que se basta el director de algunos sonidos y pequeñas melodías interpretadas por sintetizadores y órganos eléctricos. Está a cargo de Eric Serra.
Evoca soledad, tristeza, individualismo rancio  y mal entendido, desconexión con la sociedad, imposibilidad de mostrar los sentimientos, los pensamientos, las emociones.
Es interesante como experiencia fílmica, y como cinéfilo aficionado hay que verla, pero el cine experimental, de autor, minimalista, indie, no es el que más me gusta. Sigo gozando más de las producciones americanas de los años 50 que con cualquier otro género.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

§ 2.514. El asesino poeta (Douglas Sirk, 1947)

 

Un título muy espectacular para una película policial singular, tanto por su temática, como por su planteamiento estético. Un blanco y negro muy vistoso por el que no parece que pasen los años.
Estas primeras obras de Sirk estaban más cercanas al cine negro que a los melodramas que le hicieron un director muy célebre, tanto de público como de crítica.
Es interesante y se deja ver. Pero le falta el tono dramático de las grandes obras de cine negro. Por momentos aprecias que no se abordan las cuestiones con el tono necesario para darle la intensidad que parece requerir la historia. Por momentos parodia situaciones que restan credibilidad a la cinta.
Pero es interesante, sobre todo para los que adoramos a Sirk, aunque bien es cierto que por obras diferentes a esta.
El reparto es magnífico: George Sanders en su papel de cínico de siempre, una muy guapa Lucille Ball, un varonil Charles Coburn, y y el inconfundible Boris Karloff en los papeles principales.
A destacar la escenografía y el diseño de producción, con una fotografía muy lograda.

martes, 9 de noviembre de 2021

§ 2.513. Doble cuerpo (Brian De Palma, 1984)

Un cine dentro del cine peculiar, distinto. No tanto para narrar cosas que ocurren en una película, o mientras se rueda una película, sino como recurso narrativo. Lo que ocurre en esta cinta podría haber ocurrido en otras circunstancias, en otros lugares, en otras coordenadas. 
Hay algo de ingenuo en el comportamiento del protagonista. Algo de persona engañable, de la que se puede abusar, porque no se entera muy bien de qué van las cosas. Risueño, confiado, algo superficial, probablemente con buen corazón pero con pocas luces. 
Y, naturalmente ese es el centro de la historia. Un guión flojo, previsible y aunque pretendidamente original, discurre por caminos ya trillados por el mismo autor en otras películas. No es Fascinación (1976), ni, desde luego, Vestida para matar (1980) que es, para mi, la mejor de este tipo de películas.
Tiene algo de Vértigo, sin lugar a dudas, y de la tensión sexual que provoca, y también algo de La ventana indiscreta, con ese vouyerismo algo pasado de tiempo que ya no se lleva y que hoy sería considerado acoso, sin más. Los elementos dramáticos están bien resueltos y el juego del engaño es interesante.
Entretiene y el director sabe sacarle jugo a la historia, que no deja ver hasta bien entrado el metraje. No se hace larga, a pesar de sus 110 minutos de duración. No es, sin embargo, de las mejores de De Palma, ni mucho menos.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...