martes, 22 de junio de 2021

§ 2.433. Los crímenes del ático (Peter Walker, 1978)



Terror blando, psicológico, de todos los días, del que le puede pasar a cualquiera. 

El término se llama "slasher" y se utiliza para identificar un subgénero del cine de terror. El que se relaciona con homocidas de mujeres, de terror obsesivo sin razón, de angustia provocada por un psicópata que amenaza o aterroriza de manera obsesiva a una víctima muy concreta, generalmente mujer, casi siempre joven, o incluso adolescente, por los motivos más diversos, pero siempre relacionados con el sexo, el suyo, el de la chica, el del marido o pareja, etc.

La venganza por algo que ha sucedido o padecido es lo que caracteriza a la motivación del autor, generalmente capacitado e inteligente, frente a la emotividad, usualmente un tanto neurótica, de la protagonista femenina.

Supongo que para los avanzado en este género, a los que disfrutan de las películas de miedo estas películas tienen su gracia. Intento ver de todo, y en eso se incluyen estas cintas, pero, la verdad, no es mi género. No me provocan miedo, ni siquiera tensión, sí rechazo y hartazgo... con esta estaba desando que terminase la película, la verdad.

En este género, al parecer, se encuentran: Psicosis (del maestro Hitchcock),  El fotógrafo del pánico, (de Michael Powell [el sólo, sin Presburger]) Vestida para matar (de Brian de Palma), y Homicidio (esta última menos conocida: de William Castle, que me pareció muy buena). 

Comparar esas películas con ésta, como que no...!!! 

Ambiente muy "setentero", tanto en la ropa como en los coches y, sobre todo, en la música. Actores no estelares, poco conocidos, atrapados en una pretendida atmósfera asfixiante que ve subiendo en la presión.

Guión interesante, pero el resultado cinematográfico no es muy brillante.  Nada conmueve, no llega a interesar verdaderamente la historia ni mantiene puntos de conexión con personajes secundario que pudieran servir de punto de atracción y de atención a la trama principal. Pero no. 

Es la segunda que veo de Walker y esta es igual de mediocre que la otra, titulada: "Esquizofrenia" (1976).

lunes, 21 de junio de 2021

§ 2.432. La ruta de Corinto (Claude Chabrol, 1967)


No sé qué tiene Chabrol, pero no me gusta. No acabo de entenderle. Es el tono de sus películas, entre satírico y cómico, como para no tomárselo en serio. 
Esta es un buen ejemplo de lo que digo: una trivialidad de trama, con personajes muy poco construidos, intercambiables por otros que hicieran lo mismo, con un guión que bien pudiera construirse de otra manera, más seria y canónica, un trhiller clásico y convencional. Es un tono liviano, como si nada tuviera importancia, con algunos gag abracadabrante, entre cómicos y satíricos. Hay algo de los Coen aquí, no sé cómo decirlo, algo de Sasa Barón Cohen. Es delirante pero sin risas, un humor sardónico, feo y centrados en los aspectos más triviales de la trama, los que tienen menos interés para el espectador. Todo es poco serio, nada relevante, nada importante, centrados en los aspectos menos interesantes de la trama.
De las pocas suyas que he visto solamente me ha gustado "Los fantasmas del sombrerero" (1982), que realmente es una película más lineal, más ortodoxa. 

§ 2.431. Río Grande (John Ford, 1950)

La última de la Trilogía de Caballería, quizá la menos conocida, pero tan bonita como las otras dos, o quizá más, porque profundiza en los valores familiares, en los personales y en el amor y el papel de las mujeres en el ejercito. 
Me emociona hasta las lágrimas algunas escenas, me pasa mucho con Ford, con películas como éstas. Es algo primario y básico, lo sé -soy plenamente consciente- y no me importa reconocerlo. La renuncia a la felicidad conyugal por el cumplimiento del deber es un aspecto de la vida que no sólo siempre he comprendido bien, sino que he admirado.
Como siempre la música juega un papel muy importante en las películas de Ford. No sólo como momento para que se relajen las tensiones del día a día en el cuartel, sino como recurso técnico para dar paso de escena a escena.
El empuje del muchacho por buscar un lugar bajo el sol constituye la pulsión dramática esencial de la cinta; la búsqueda de un camino propio, el que cada uno elige es una de las mayores conquistas de la madurez, la que garantiza el paso definitivos de la niñez o adolescencia a la vida adulta. Para Ford, que nada humano le era ajeno, aproximarse a esta temática en el escenario del Oeste era lo más natural. Y le sale una película maravillosa, redonda, épica e inolvidable.
Maravillosa Maureen O'Hara, mujer de rompe y rasga que borda el papel, como siempre, desde las entrañas, desde la racionalidad, desde lo salvaje. 
Lo de John Wayne es escandaloso, realmente un actor mayúsculo, impresionante, sobre todo en este tipo de papeles. No le pongas en papeles clásicos de cine arte/ensayo, porque se perdería. Él era para este tipo de papeles, en películas que cuando se rodaron y expusieron no eran consideradas obras de arte, estatus que han ido adquiriendo con los años.
El resto de la troupe de Ford está presente: Ben Johnson, Victor McLaglen, junto con Chill Wills, Ken Curtis, Claude Jarman Jr., Harry Carey Jr., y J. Carrol Naish.

domingo, 20 de junio de 2021

§ 2.430. Día-D, 6 de Junio (Henry Koster, 1956)

Entretenida película cuya temática siempre queda minusvalorada por la gigantesca "El día más largo" (Ken Annakin, Andrew Marton y Bernhard Wicki, 1962). Curiosamente el actor Richard Todd se interpreta a sí mismo, como en la otra película, como militar que efectivamente desembarcó en día D en el desembarco de Normandía. En la de Annakin al parecer el papel es auténticamente real, aquí, en esta, es un papel inspirado en ese hecho.
A Robert Taylor le veo cansado y poco cooperador, era un papel más para él. Estaba apurando su carrera, pegando sus último tiros...
Edmond O'Brien como general da el pego, siempre lo da. Es un actor solvente y maduro. Muy racional.
Dana Wynter es la chica, la he visto en algunas películas pero no la tengo por una gran actriz. Acompaña y poco más.
No aporta demasiado a lo ya conocido, porque tampoco es realmente una cinta de guerra. Está ambientada en la guerra, en el episodio bélico desarrollado ese día, pero no es una película "de guerra".
Un romance triangular, de una bella mujer que se debate entre dos amores, ambos militares, un joven y prometedor militar británica y un desencantado oficial americano, casado pero seguramente no con un matrimonio feliz. Un hombre sólo, desterrado que confunde afecto con amor, y una chica equivocada y confundida que está asustada porque su novio esté en primera linea de combate.
Entretenida por momentos, aunque naufraga en mantener la tensión dramática, que no se sostiene la hora y pico que tarda el desenlace. Me parece un poco cansada y cansina, y le sobran al menos diez minutos. 

§ 2.429. La diligencia (John Ford, 1939)

Una película debe ser como esta. Presentación de personajes, desarrollo de la trama y desenlace, más o menos dramático. Esta es una película canónica, es decir, absolutamente ordenada, que va de un punto a otro de manera suave, sin sobresaltos expositivos. 
La galería de personajes presentados en los primeros veinte minutos es magistral: el banquero estafador que huye con el botín, el jugador de ventaja de pasado oscuro (por supuesto), la prostituta de buen corazón que han echado del pueblo, la mujer del oficial de caballería embarazada que va en busca de su marido, el borrachín simpático -tan de siempre en Ford- ahora en versión médico abandonado de sí mismo, el vaquero desencantado algo pendenciero y tratado mal por el sistema que tiene alguna cuenta pendiente con la justicia, el vendedor de no se sabe qué, que se mueve de un sitio a otro sin llegar a saber muy bien por qué, etc.
Una especie de "road movie" singular, en donde se aprecia cómo el camino y sus vicisitudes van modulando a las personas, haciéndolas diferentes a como comenzaron el viaje.
La historia de amor es la propia de una nación que comienza a vivir. Sin pasado, sin reproches, sin mucho conocimiento el uno del otro, sin nada que perder, tampoco con mucho por ganar. Simplemente las cosas son como son. Los personajes luchan contra ellas, pero no se sublevan contra el maleficio que les persigue: "hay ciertas cosas de las que un hombre no puede huir" dice Wayne en una de las escenas más memorables.
Me parece una película absolutamente magnífica, enmarcada en el género del Oeste pero que puede ser contada desde otra perspectiva: el amor, la escuela, etc.
Se hace muy corta, parece mentira, pero la hora y media pasa, literalmente, volando. Es un prodigio de arte, emoción y cine.

sábado, 19 de junio de 2021

§ 2.428. Las dos vidas de Audrey Robert Wise, 1977)

Wise es un director de lo más solvente. Puede llevar a buen puerto Western, terror, amor, aventuras, musicales... es un todoterreno magnífico, uno de los últimos artesanos del séptimo arte.
Esta es de terror psicológico, subgénero cultivado con fruición e intensidad en el cine, especialmente los últimos años. No es su mejor cinta, ni mucho menos, ni siquiera creo que se encuentre entre las notables. Es una más, sin más ni más. No logra penetran profundamente en la epidermis del miedo. Por momentos es intensa, e incluso recuerda a otro clásico -al menos a mi me lo parece- del cine, este sí más logrado, cual e "El rapto de Bunny Lake" (Otto Preminger, 1965) y en menor medida a "Niebla en el alma" (Roy Ward Baker, 1952).
La trama es interesante, está bien desarrollada y atrapa al espectador. No llega a ser aterradora, no es su propósito, y sí muestra una peculiar teoría de la reencarnación. Una manera singular de presentarla. Pretende que el espectador piense sobre el tema, aunque desde el miedo y la angustia, no desde la bondad y la ternura. La misma historia pudiera presentarse desde varios puntos de vista, naturalmente, y uno de ellos es este, desde el lado más duro y macabro. No llega a aterrar como "La profecía" (Richar Donner, 1976) pero hay momentos muy duros.
Me ha gustado mucho Marsha Mason, me ha parecido que hace un papel espléndido, con una angustia que no parece fingida, muy en el papel. Naturalmente Anthony Hopkins está estupendo, pero no así John Beck, plano, poco emotivo y excesivamente ausente de la temática principal del asunto. No desde el descreimiento de la historia, que pudiera ser, sino desde la lejanía del asunto. No parece interesado realmente en la salud de la niña. Parece tratar el asunto como un negocio más de los varios que tiene. Realmente no entre en al perfil del asunto, en el papel que desarrolla.

viernes, 18 de junio de 2021

§ 2.427. El demonio, la carne y el perdón (Roy Ward Baker, 1961)

   Director británico que tuvo mejores películas y que se embarca en una cinta de un Oeste peculiar, distinto, difícil para organizar el drama que se avecina. 
    Pretende ser dramática, y por momentos lo consigue, pero no llega a conmover, no hiere ni araña, ni te deja el corazón torturado. Además, y aunque esto lo subrayo muchas veces, es una película demasiado larga, sobrándole unos cuantos minutos, no menos de treinta. Con 90 minutos hubiera sido suficiente, a mi modo de ver.
    Desde luego se puede ver en clave de homosexualidad reprimida por parte del bandido hacia el cura, y a la inversa. Además la estética del bandido es especialmente característica, cuero y vestido de negro siempre en toda la cinta, excepto en la primera escena. No creo que pasara desapercibida para la comunica gay de la época.
   Me ha parecido que John Mills ("el perdón") es un actorazo de una pieza, con fuerza y determinación, hombría y magnetismo. Dirk Bogarde ("el demonio"), sin embargo, no pinta en esta película ni con cola. No sé muy bien cómo el director de casting pudo siquiera pensar que era un papel adecuado a su estilo, a la forma de moverse, a su cara dulce, aristocrática y muy británica.
   Mylène Demongeot es otra historia, de cara similar a la guapísima Claudia Cardinale y con un cuerpo parecido al de Briguite Bardot, al menos a mi me lo parece. Guapa, fina, ligera y lívida, pero no me ha parecido una actriz muy dotada. Inolvidable niña en "Buenos días, tristeza" (Otto Preminger, 1958)
     La película se deja ver, no aburre demasiado y entretiene. Al comienzo parece que los derroteros van a ir más por El fugitivo (John Ford, 1947) que por Escarlata y negro (Jerry London, 1983), que es el camino que emprende. "Escarlata..." es posterior, pudiendo citarse esta nuestra de ahora como antecedente de la de London. No evidentemente como un antecedente directo, aunque sí como inspiradora en la temática.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...