domingo, 11 de noviembre de 2012

KEIGHLEY, William. La calle sin nombre (1952)

   Últimamente, no sé por qué, veo muchas películas de encargo. Esta lo es claramente del FBI. Proceso legitimista de Hollywood que al día de hoy espantaría. Ésta, en concreto, es la única que tengo de su director. Rodada prácticamente como si se tratase de un documental, narra las peripecias de un policía infiltrado en la organización mafiosa de Widmark (en su primera, o quizá segunda película). Todo está construido para mayor gloria del FBI que aprovecha la película para exponernos cuáles son sus técnicas de investigación, a veces con una voz en off claramente dirigida a ensalzar la labor de los profesionales de la ley.
   Naturalmente pierde autenticidad, aunque quizá su objetivo no es triunfar como film, sino adoctrinar a las personas que la visionaron.
     Me llama muchísimo la atención la figura de Widmark, acostumbrados como estamos a verle mayor, con arrugas, con esa personalidad en la cara tan típica de los clásicos actores de la industria que sorprende verle tan joven...

sábado, 10 de noviembre de 2012

ARTHUR LUBIN: Impacto (1949)


     Excelente película del para mi desconocido Arthur Lubin. Cine negro en estado puro. Tendente a la Serie B, no nos engañemos, pero salvada por tres actores maravillosos, y una actriz guapísima: Brian Donlevy, el de los Verdugos nunca mueren con una sobriedad y una contención impagable. Ella Raines como gasolinera pueblera que sabe arañar si es preciso. Charles Coburn como policía antiguo, de esos a los que es difícil engañar y que sigue los casos hasta el final. Y la tan guapa como pérfida Helen Walker, con una cara de porcelana y una piernas de locura.
     Triángulo amoroso, asesinato no consumado del marido, muerte accidental del amante, juicio al marido, impacto por el testimonio de la chica de servicio de la casa, acusación contra la mujer por intento de asesinato del marido.
     La fotografía de la película me pareció preciosa, muy lograda, sumamente visual, y con una iluminación en los momentos claves trascendente. Le sobra metraje, no llega a llenar todos los espacios.   Cada toma tendría que tener 40 segundos menos, y si más o menos hay 20 tomas, pues sobrarían unos 10 o 15 minutos, quedando el metraje más cerca de los 90 que de los 120.
     Es, no se esconde, una película para los muy aficionado a este tipo de género, rocoso y enrredado, trivial y de noche de viernes con la casa dormida. Qué nadie busque otra cosa, porque no lo va a encontrar.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

JAVIER MARIAS. Mala índole, Alfaguara, Madrid, 2012


     Coincidiendo en el tiempo con su rechazo al premio Nacional de Narrativa que se le concedió por Los enamoramientos, su magnífica última novela se publicó esta colección de cuentos, procedentes de dos libros anteriores: Cuando fui mortal, y Mientras ellas duermen. En fin, son esas cosas de Marías que no sabes si lo hace por gracia o por verdadero convencimiento. Alimenticia no puede ser en un hombre que ha vendido más de cinco millones de libros. Hagan ustedes las cuentas, a un veinte o treinta por ciento de derechos de autor... No es un problema de dinero. Quizá de ego...
     Con María siempre me pasa lo mismo. Lo he leído prácticamente todo. Excepto El Siglo, a algunos libros que agrupan los artículos de El País dominical, por otra parte muchos de ellos (casi todos) siempre leídos, antes en el semanario y desde hace varios años directamente en Twitter porque él los hace públicos. Pero de vez en cuando me cansa, me hastía, me aburre, me produce una cierta urticaria, un repelús de petulancia que me deja un poco vacio. No tiene necesidad de republicar, eso lo hacen los malos universitario cuando refritan lo propio (y a veces lo ajeno sin citar). Además lo hace sin demasiadas contemplaciones. Podría haber hecho un gran prólogo, agrupándolos conceptualmente, por temas, estados de ánimo, o vaya usted a saber cómo... Pero no. Hace un prólogo normal, coloca, más que distribuye u organiza, todos ellos sin demasiada estructuración interna, en dos grandes bloques, y a correr.
     Es su opción, pero no me gusta. Sobre todo después de Tu rostro mañana, y Los Enamoramientos, que fueron para mi, seguidamente, las dos mejores novelas que leí en el 2010 y el 2011.
     Lo del premio es otra cosa, que no tengo claro a qué obedece. Si creo que prefiere no recibir nada del PP. Ahora bien, se ha cerrado varias puertas, que a lo mejor prefería tener entreabiertas. Desde luego el Cervantes, y por supuesto el Nobel de literatura. Siempre he defendido que su manera de narrar sí aporta algo a la literatura universal y que a lo mejor podía estar entre ese ramillete de 20 ó 25 autores a los que la gracia de la fortuna concede ese honor. Creo que ya se ha quedado fuera, y además creo firmemente que la pose que mantiene le perjudica, no le beneficia y le hace daño. Le tengo por un gran soberbio, y como tal ha actuado. Además creo que esa actitud no sólo le pesará en el futuro, sino que ya le pesa. Es una decisión que parece que tienes que tomar porque siempre has defendido esa idea, aunque a lo mejor nunca pensaste que podrías estar agraciado con esas flores. 

sábado, 3 de noviembre de 2012

NEGULESCO, Jean. Regresaron tres (1950)


     Entendía que Negulesco era un director menor. Me equivocaba. No sólo es Cómo casarse con un millonario, comedia divertidísma, sino que en los dramas como este también se maneja muy bien. La verdad es que la trama lo permite, pero mantiene una tensión más que razonable en un desarrollo temático que no da mucho de si, antes al contrario, puede propiciar que se repitan una y otra vez los temas, las conversaciones, etc.
     Claudetrte Colbert está magnífica, verdaderamente soberbia. Qué bien lo interpreta a la mujer digna que no deja domeñar, ni domesticar... no cede en su dignidad, y eso, al final, es lo que salva a la raza humana.
     El oficial japonés, el mismo que El Puente sobre el río Kwai borda también su papel, aunque me temo que es el único de su carrera, repetido varias veces. 

viernes, 2 de noviembre de 2012

POWELL, Michael. Los invasores (1941)


     Los invasores. Buena película de guerra, de esas del grupo de las de subir la moral. Probablemente de encargo, y muy en la línea de apoyo institucional al Gobierno de los EE.UU. en su cruzada moderna.
     La trama es inverosímil. Un submarino alemán dedicado a hundir barcos mercantes en el océano Atlántico penetra en una ría del Canada. Sus hombres salen a por comida y el submarino es hundido, con seis hombres en tierra.
     Se inicia un periplo de aventuras y desventuras de estos seis por el territorio canadiense, y en cada sitio que exponen quiénes son y qué hacen encuentran una contestación moral, ética y práctica por parte de los personajes secundarios que jalonan el film.
     Van muriendo todos menos uno, el oficial con más alta graduación. Éste burla todos con controles posibles y pretende introducirse en EE.UU., cosa que no logra por la intervención de unos agentes de aduana que le impiden la entrada en tren de mercancías. No estaba registrada como mercancía y debía ser devuelto a Canada.
     El director es el mismo que el fotógrafo del miedo, mejor película aquella que ésta.


jueves, 1 de noviembre de 2012

KUBRICK, Stanley. El beso del asesino (1955)

     Muy buena película, inicio de una filmografía de leyenda. Es su primera película, y aunque muy corta en su metraje, sólo 64 minutos, demasiado poco, apunta manera interesantísimas. En primer lugar la luz y la fotografía, ambas magistralmente tratadas, y sobre todo el ritmo y el tempo de la obra, la elección de las escenas y el montaje final.
     La historia es una más de cine negro. Mal boxeador, buscavidas más que profesional, observa desde la ventana cómo un hombre (de parecida complexión física a The Duke [Ellington, claro]) abusa físicamente (no sexualmente) de una chica situada junto enfrente, en un edificio gemelo al que se accede también desde el tejado. Vertiginosamente va hacia ella y la ayuda. Antes la había conocido en el zaguán de las viviendas y habían compartido miradas y quizá algo más. Ella es bailarina, pero no profesional, sino de las que se alquilan para tal menester en una casa, quizá algo más que de baile, aunque no se insinúa siquiera.
     Él es un boxeador sin suerte, y sin mandíbula, que no consigue convencer ni a promotores ni a público. No es exactamente un paquete, pero se le parece bastante.
     Las historias corren paralelas hasta el momento en que interviene, en el que empiezan a vislumbrar un futuro mejor en una granja de un tío suyo. Oferta que no podían dejar pasar. Sólo hay un problema. El matón está enamorado de la chica y no la quiere dejar marchar.
     Dinero, persecución, asesinato de otra persona (el manager del boxeador), secuestro de la chica, intervención del boxeador, pelea memorable en una tiende de maniquíes, que recuerda muchísimo además a otra muy parecida en El fotógrafo del miedo, diría que basada ésta en aquella.
     Al final escena de reencuentro en el estación del tren, justo antes de comenzar lo que parece que será una nueva vida para ambos.

martes, 30 de octubre de 2012

FRITZ LANG. Los verdugos también mueren (1943)



Hay que hacer un esfuerzo de empatía para situarse en la época en la que se rodó la película y quién la hizo: en plena guerra mundial, un alemán exiliado a Estados Unidos. Lang se lo debía todo a su país natal. Había sido un niño mimado de los estudios y de la industria germana, había tenido libertad total para hacer lo que quería, se le había consentido todo, incluso una oscurísima muerte de su mujer, probablemente por su propia mano, había sido tapada. Pero ello no era suficiente para taparle la conciencia. Se posiciona como nadie a favor de los únicos con quien el bien podía estar, y aporta su granito de arena a esa fabuloso maquinaria de propaganda bélica que aquellos años hizo de la oposición al régimen nazi todo un subgénero, como luego los problemas de espías en la guerra fría.
Parte de un hecho real, el asesinato por parte de la resistencia Checa del protector Nazi de Bohemia, Reinhard Heydrich.
Este oficial, al parecer todo un sicópata, amigo muy personal del propio Hitler, era quien había ideado, junto con su mujer, los casas de descanso para el alto mando Nazi. Putas, alcohol, juegas,  y probablemente estupefacientes corrían en estos burdeles higt sociaty de manera regular. En los sótanos de los mismos se grababan todas las conversaciones que estos jerarcas tenían con sus amantes, regulares o esporádicas, y conocías todas sus debilidades, gustos sexuales, sevicias, y demás ‘virtudes’ que luego utilizaban convenientemente en los juegos estratégicos de poder dentro del régimen. Ideado como mecanismo para reprimir la oposición interna dentro del régimen, se convirtió en un fabuloso artefacto de represión a los no absolutamente fieles a Hitler. Hay una película que relata bien esta historia, se llama Salón Kity, pero no me acuerdo ahora de quién es.
Luego, cuando es asesinado, su mujer cae en desgracia en el régimen, prácticamente es escorada del todo, dada la cantidad de información que posee de todo el mundo y el resentimiento que contra ella se había generado por esa circunstancia.
Tampoco su asesinado, como se aprecia en la película, se esclarece del todo; se da por buena la versión más factible, pero no se continua con la represión brutal con la que comienza la película: asesinar a 40 civiles todas las mañanas hasta que aparezca el asesino.
La película es buena, sin ser extraordinaria. Es de Lang, sobre todo por el tratamiento de la luz, los encuadres y la expresividad, muy contenida, de los actores. El ambiente opresivo que crea no es demasiado abigarrado, y tampoco se regodea en los aspectos más sórdidos. Hay escenas violentas, pero no crueles. O al menos la crueldad se insinúa, pero no se muestra.
Un pelín larga para mi gusto, aunque esa idea muy de que a las películas, también a algunos libros, le sobra cantidad, a lo mejor la tengo que dar otra vuelta de tuerca…

§ 3.403. La seducción (Fernando Di Leo, 1973)

Un director al que le tengo por un maestro del cine europeo de acción. Una película de "Seducción" no parece el mejor escenario pa...