viernes, 6 de julio de 2012

STANLEY KUBRICK: Atraco perfecto (1956)

     Hay películas que marcan géneros. Hace días comentábamos La Jungla de Asfalto, sin duda una de ellas, ahora toca hablar de ésta, sin ninguna duda otra del mismo ámbito. La perfección hecha cine, la metodología científica al servicio de la cámara, y sobre todo la luz, esa luz de Kubrick tan peculiar, tan distintiva, tan poco común.
     El hipódromo como campo de juego, en engaño, el chivato, el listo, la guapa, la furcia, el guapo, la (mala) suerte, y el desenlace final inesperado: los billetes de banco volando por la pista de despegue de ese avión a Boston que nunca podrá coger.
     Marca género por tres circunstancias. Caracteriza a los personajes, los encuadra en fisonomías establecidas. Sobre éstas otros directores edificarán su propia contribución. Diferencia desde el primer momento quién es quién y qué hace y cómo se comporta. No hay duda para el público: el malo es malo y así se comportará en toda la película y el tonto es tonto. Sin más. Ello provoca que gran parte de la carga dramática de la película se desplace hacia el desenlace, que es el auténtico momento estelar de la película. Todo se orienta a este momento, y a su servicio se orientan otras tramas secundarias.
     En tercer lugar, lo característico de este tipo de género es que el ladrón, el ratero, el atracador no es un delincuente profesional. Es una persona normal, que tiene su trabajo, su mujer, su vida, su forma de vivir ya establecida, amigos, compañeros, etc. Sin embargo intenta participar en un golpe como forma de superación económica y social. La sociedad meritocrática americana de los cincuenta no concede muchas oportunidades, y, desde luego, no concede una segunda. La forma de elevarse es clara: dinero, hay que tener dinero. Y cómo nadie pregunta de dónde ha salido, todo está permitido.
     Tres apuntes adicionales. Sterling Hayden es un actor maravilloso. Quizá no es Dana Andrews, pero desde luego es un gran actor para los cánones establecidos en la época.
     Los diálogos no es el punto más fuerte del director. Están bien, pero no muy trabajados. Y el metraje. La trama, la historia y su desarrollo hubieran aguantado mucho más metraje. Hay películas que diez minutos de más hacen insufrible la película, y otras en las que parece que necesitarían más metraje. Esta es una de ellas, y ello una prueba más de su intemporalidad. 

jueves, 5 de julio de 2012

QUENTIN TARANTINO: Malditos bastardos (2011)

     Siempre pensé que Quentin Tarantino no era el muchacho terrible del cine actual. No es que sea un fraude ni nada parecido, para eso hay algo que ofrecer y éste no es su caso, pero más allá de su pose de cinéfilo empedernido que sobrevuela las conversaciones sobre cine con una mezcla entre suficiencia y estupidez, algo pedante y poco original, ese tipo de tío que siempre se está riendo como el lindo pulgoso de los dibujos animado, pensé que había realmente profundidad. Reservair Dogs, la verdad, no es mala película, y Jackie, probablemente su mejor film con ese juego de espejos sobre una misma realidad, también se deja ver... lo demás no me gusta especialmente, ésta película tampoco.
     ¿No está lograda?. No, sí está lograda. ¿No consigue trasmitir emoción o intensidad?. Sí, lo consigue. ¿Entonces?. Pues que es una película sin más, entretenidilla, y poco más. Pero nada más, o poco más por mejor decir.
     Cuenta una historia absolutamente inverosímil, sin contenido adicional, que augura gran violencia y no hay de eso de lo que él es especialista. Pero le falta ese puntito que marca la diferencia entre una película y una buena película.
     Desde luego en esta película sobre Brad Pitt, que no sé muy bien como apuesta la evolución de su normalita carrera a este tipo de caballo.
    A veces rinde un tributo, y eso sí es bonito, a Doce del Patíbulo, de Aldrich, tanto por la temática, como por el contenido y la trama.
     Dos escenas están muy logradas. La conversación en el la Cafetería, con el nazi de la Gestapo, y su fatal desarrollo, que lo resuelve técnicamente demasiado rápido, y la escena final, que tiene algo de Muerte entre las Flores, de los Cohen...
     En definitiva, una película, sin más, pero muy alejada de lo que uno de los autores de culto actuales pretendería de sí mismo.

domingo, 1 de julio de 2012

ROBERT SIODMAK: La escalera de caracol (1946)

     Es difícil entender cómo cabe tanta trama en tan poco metraje. Una de las mejores películas de todos los tiempos, cosificadora de géneros, dramática sin ser empalagosa, con un guión más que notable, unos decorados impresionantes, vestuario majestuoso, y, sobre todo, una dirección impecable, tanto desde el punto de vista estilístico como técnico. Es cierto que es uno de mis directores favoritos, y que soy propenso a la mitomanía, pero en este caso es que la película lo merece.
     La trama es como cualquier otra. Asesino de mujeres que tiene alguna deficiencia física asusta a toda una población de cualquier elegante barrio de Boston. En una casa espectacular conviven: una madre viuda de un hombre muy fuerte que odiaba la debilidad postrada en la cama, un hijo de su primer matrimonio doctor que convive con una secretaria; otro hijo de su segundo matrimonio recién venido de Europa un tanto casquivano; una señorita de compañía de la madre que está muda por un trauma infantil y el servicio: una enfermera, una cocinera aficionada al coñac, y un guardes...
     Estaría por apostar que la casa en la que se desarrolla la película (practicamente sin exteriores) es la misma en la que se rodó "El río" de Lang, pero no puedo corroborarlo.
     Lo que me fascina de Siodmak es la capacidad para hacer crecer la tensión emocional de forma exponencial, y la magnífica dirección que realiza en el proceso de montaje de la película. No sobre un fotograma, no sobre un diálogo, y al revés, sin algunos de ellos la película se vuelve inteligible. Es de esas que no puedes dejar de ver un minuto, pues puedes perder la clave interpretativa que explica la trabazón interna de la película.
     El año en el que se rodó, 1946, Siomak firmó otras dos: A través del espejo, y Forajidos. Las tres obras maestra, sobre todo la última, considerada por casi todos los grandísimos directores y críticos de todos los tiempos una de las diez mejores películas de todos los tiempos.

sábado, 30 de junio de 2012

DAVID FINCHER: Zodiac (2007)

Estupendo thriller sobre un asesino en serio en los años 70 en california. Basado en una historia real relata los intentos de un policía y un periodista por descubrir un asesino que se caracterizaba por no tener móvil en absoluto para atacar. Mandaba una cartas a los periódicos con diferentes criptogramas para indicar determinadas cuestiones. Se sospecha de un individuo concreto y coincide además que cuando está en prisión por otros delitos Zodiac ni escribe cartas, ni actúa, ni realiza acción alguna.
La averiguación se complica porque manda cartas después de determinados crímenes que no concuerdan con su forma de actuar, por lo que la policía cree que se autoinculpa en crímenes que no cometió.
El problema fundamental para detenerle finalmente radica en que el análisis de su letra no puede relacionarse con la letra del asesino. Seguramente por ser totalmente ambidiestro y sufrir fuertes cambios de personalidad. Después de años de silencio, de manera insospechada vuelva a mandar cartas, tanto al policía como al periodista.
En definitiva una buena película de un director que acaudala ya éxitos notables, especialmente Seven y The Game, dos films muy entretenidos.
Es quizá un poco larga, y a medida que aparecen personajes nuevos el director no es capaz de singularizarlos con precisión para recordarlos treinta y cuarenta minutos más tarde de metraje. Hay, además, algunas cosas que se explican solas, lo cual es llamativo, como por ejemplo cuando el policía es expulsado del cuerpo por fabricar él mismo determinadas cartas, con el objetivo de tener abierto el caso. Es el clásico error de sala de montaje.
Los actores muy sobrios y contenidos, especialmente Mark Ruffalo y Jake Gyllenhaal, ambos excelentemente vestidos y caracterizados.
Llamativo el guiño a la película de Harry el sucio, de Don Siegel que, al parecer, guarda una cierta relación con este caso real.
Lo llamativo de todo esto es que en 2004 todavía se seguía investigando, a pesar de que el principal sospechoso ya había muerto, el policía del caso se marchó del cuerpo y el periodista ya publicó el libro que le obsesionaba escribir y ya no se dedicada a este asunto.

lunes, 18 de junio de 2012

STEFAN ZWEIG: Veinticuatro horas en la vida de una mujer


Excelente relato del excelente escritor. Formalmente impecable, radicalmente canónico, estructuralmente diáfano. Que nadie busque relatos circulares, difíciles, barrocos, enrevesados, con triples estructuras de relato desde varios prismas que se miran a través de innumerables observadores. No. Todo aquí es limpio, sereno, lineal. Tiene que contarnos una historia que cuenta con alegría, con un relato sincero, comedido en las formas, elegantes y con una clara trama que exponer. Es un auténtico contador de historias, no un estilista embaucado en un laberíntica espiral de argumentos encadenados sin demasiado sentido para el desarrollo y exposición de la trama.
Autor de altura considerable, en definitiva, que aporta un relato más que entretenido.

sábado, 9 de junio de 2012

ROGER VADIM: Y Dios creó a la mujer (1956)

     Insustancial película que en su tiempo pudo tener su cierta gracia. BB muy guapa, casi una niña, probablemente no más de dieciocho años.

domingo, 3 de junio de 2012

SAMUEL FULLER: Uno rojo, división de choque (1980)

     Es la segunda vez que la veo. Con mucho años y muchas películas de diferencia. Hace años me pareció insustancial, no especialmente bien rodada, con diálogos pobretones, y con una trama que no me seducía nada. Nada de nada.
     Sigo pensando lo mismo. No es una gran película. No es belicista, ni antibelicista, ni a favor ni en contra. Es un poco lo que al final de la película dice el protagonista: lo único heroico de la guerra es sobrevivir a ella.
     Seguramente es totalmente autobiográfica, ya que Fuller fue marine de los EE.UU. y participó muy activamente en la segunda guerra mundial.
     No le he acabado de coger la gracia a la película, y eso que me gusta mucho Fuller. Manos peligrosas en una película excepcional, La Casa de Bambú también, y A Bayoneta Calada... Pero esta no me ha parecido excepcional, ni siguiera buena.
      Hay dos detalles que sí la engrandecen. Lee Marvin está soberbio, magnífico, contenido pero firme, retraído pero explícito. Muy buena interpretación, que seguramente nadie como él era capaz de hacer mejor. David Carradine, quizá. Peor pocos más.
      El segundo detalle que me parece excepcional es la forma de rodar las caras, los gestos, las expresiones que tiene Fuller. Con una cercanía impresionante, en la pantalla sólo ves la cara, los gestos, las arrugas de expresión, los ojos llorosos, acuosos, el dolor, la angustia... Lo ves todo. Es obvio que es una forma muy suya de rodar, yo al menos no lo he apreciado con tanta precisión en otros directores, y también parece claro que este tipo de planos casan muy bien con películas bélicas. En otro tipo de acciones, dramas y, desde luego, comedias, sobre esa forma de mostrar los sentimientos.
     Esta versión, además, era la más larga del director. 156 minutos, nada más y nada menos. Largísima. La versión comercia tenía 128 minutos, algo mucho más comedido.
     No entiendo, en definitiva, cuál es el alegado antibelicista de la película. Por qué se ha erigido, con el tiempo, en un mito de film. A mi me parece en algunos aspectos muy patriótica, muy característicamente yanki, aunque con una perspectiva de la guerra más evolucionada de la que se tenía a mitad de los 50, que eran pura propaganda.
     La reflexión interior que se le supone el protagonista no desecha la guerra, la considera inevitable, y, como tal, juega en ella para sobrevivir. Hay un dato clave al respecto. Cuando uno de los soldados a su cargo tiene alguna tentación de desertar, otro le comenta a un cuarto: no lo hará porque si lo intenta el sargento le meterá un tiro en el corazón. En este momento la imagen vira hacia el protagonista que con su mirada líquida tan propia dirige la mano hacia la empuñadura de la pistola. No hay duda, si intenta desertar le matará. Eso es una reflexión de alguien que está en contra de la guerra. Otra cosa, es cierto, es que no es una película de héroes, la única heroicidad es sobrevivir al horror. Punto y final.
     Los cinco o seis escenarios en donde se desarrolla: El Alamein; Sicilia; Normandía; Bélgica; Alemania y Francia, probablemente son los lugares que recorrió el propio Fuller. Sería interesante constatarlo.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...