Otra de las películas míticas de Franco. Ésta, junto con Justine, y Necronomicón serán, probablemente, las más populares. Junto con las que recrean las aventuras del Doctor Orloff.
Un reparto de escándalo: un fantasmagórico Christopher Lee, un sobrio Herbert Lom, el quinqui de Klaus Kinski y la belleza racial y potentísima (sexualmente hablando también) Soledad Miranda, al servicio de una adaptación muy fiel a la novela. Al parecer no contiene muchas licencias sobre el relato original, aunque sí algunas. Quizá menos que la novela. No puede calibrarlo, la novela le leí hace más de 40 años. Tendría 13 ó 14 años. Desde luego, menos de veinte. Me pareció una obra de arte.
No pretende dar miedo. Sino recrearse en la maldad, en la oscuridad, en la perversidad, en la sordidez. En el laberinto interior que provoca la desazón, el abandono y la incertidumbre antes las cosas.
Drácula es un monstruo interior. Camina a nuestro lado. Somos nosotros.
Me ha gustado, tiene brío y tino, garbo y clase. Buenos diálogos, bien trazada. Un producto muy, pero que muy potable.
Desasosegante por momentos, sabe mantener la tensión y no se alega demasiado.
No tiene el barroquismo de la de Coppola, ni la elegancia altiva y fría de la de Herzog, pero me ha gustado mucho.