viernes, 28 de enero de 2022

§ 2.594. Rambo III (Peter Macdonald, 1988)

 
La he visto varias veces.Nunca me ha parecido una gran película de acción, pero sí es cierto que me ha parecido mejor que la II, aunque, obviamente, peor que la original.
Es una hipérbole de lo que debe ser una cinta de acción, pero funciona, consigue lo que quiere: emoción, acción salvaje, pocos límites éticos y morales a la propaganda militarista USA style, y poco más. Debe situarse en su contexto, tanto político como militar. Sólo así se comprende bien y se entiende su trama.
En todo caso la perspectiva que debe adoptarse para este tipo de películas es la de considerarla una cinta de superhéroes. 

miércoles, 26 de enero de 2022

§ 2.593. Secreto de estado (Sidney Gilliat, 1950)

 

Interesante película con una trama de intriga muy bien trazada, propia de Hitchcock. Muy bien rodada, con intensidad creciente y realmente muy peculiar. 
No me extrañaría que la idea fuese ideada por un estudio y tratada por el propio Hit, porque "Cortina Rasgada" es una historia muy parecida. Sin ese componente científico, y sin la maestría de él, la película pretende situar al espectador en una turbación mental similar. ¿Cómo escapar de un país controlado militarmente? 
Me ha gustado mucho Douglas Fairbanks Jr. en el papel principal, de doctor. Muy logrado es el papel de Jack Hawkins como el ministro del régimen y principal heredero de la política estatal y de la policía. También participa Glynis Johns (que la acabo de ver hace unos días en "Cita on Venus".
Un historia que por más que en este caso es ficcionada bien pudiera ser real. El tirano de un país hermético está enfermo y necesita ser operado por un doctor americano que ha inventado una nueva técnica quirúrgica. Para ello es llevado con engaño al país y en secreto y sin saberlo opera al presidente. Pero algo sale mal y aunque parece que se recupera muere al cabo de unos días.  en ese tiempo no le han dejado salir del país y ahora, cuando ha fallecido, escapa para no tener problemas. Empieza la aventura. La policía le sigue, no conoce el idioma, no tiene ayuda de nadie, necesita ayuda de alguien. Una chica de allí le ayuda. Romance a la vista.

martes, 25 de enero de 2022

§ 2.592. Más alla del bosque (King Vidor, 1949)

 

Drama de los de verdad. Mujer infame, no fatal, pues éstas dan algo, aunque sea poco, a cambio de algo. Pero este tipo de mujer no da nada, sólo pide.
Un argumento cerrado, un círculo obsesivo y asfixiante y enfermizo. El poder de la hembra, sus deseos de salir de la vulgaridad del pueblo en el que se ven confinadas y una atracción sexual malsana y viciosa que exuda el cuerpo y la mirada de la mujer insatisfecha con su vida (y probablemente sexualmente).
La envidia es su motor, las bajas pasiones su aliada, el resentimiento su norte, y su total ausencia de escrúpulos su defecto más acusado. El papel, desde luego, es para una actriz de raza, de temperamento, de energía, de recursos. 
La idealización del arquetipo de mujer fatal es de una modernidad absoluta. Es perfectamente importable al momento actual. Una mujer como ésta es perfectamente apreciable en esas películas policíacas con alto contenido erótico tan de moda en los años 90.
Una gran Bette Davis en un papel un tanto sórdido, con un Joseph Cotten que quizá no de el papel de inocente, sufrido y abnegado trabajador y esposo. David Brian es el galán de cine, el rico del pueblo, y una Ruth Roman tan guapísima como siempre y jovencísima (irreconocible prácticamente de los joven que está).
Un estudio sobre el mal, sobre la maldad humana, sobre la ambición desmedida, sobre los límites de tus ensoñaciones (que no sueños).
Todo lo que he visto de King Vidor me parece realmente magnífico. De gran solvencia técnica y una puesta en escena pulcra y diáfana. Con una cierta tendencia al dramatismo, a ver el lado más cruel de la vida, de las pasiones humanas. Sea en La calle (1931), en Duelo al sol (1946), en El manantial (1949) o en La pradera sin ley (1955). Todas ellas de gran potencia dramática.

§ 2.591. Tess (Roman Polanski, 1979)

Bueno. Pues otra de Polanski, del que me quedan sólo tres por ver para terminar toda su filmografía.
Cuidada estética que me recuerda mucho a las grandes producciones de David Lean, especialmente las últimas: La hija de Ryan (1970) y singularmente Pasaje a la India (1984), pero sin esas grandes dosis de magnificencia que rodea a todo Lean.
El diseño de producción es estupendo, muy cuidado, y la irrupción como estrella, aunque ya había rodado otras cintas, de Nastassja Kinski, todo un descubrimiento, con esa mezcla de inocencia y perversión escondida que revela su sonrisa.
Pero en general me parece un poco tediosa, y no consigue transmitir ese aire entre victoriano y decadente, entre lujurioso y puritano de otras obras 'clásicas' de esa época, generalmente provenientes de esa literatura 'victoriana' tan peculiar. En este caso la novela es de Thomas Hardy.
El juego de seducción no consigue emocionarme, no le veo empaque, ni entidad, ni aprecio que sea tan bello u original como parecerme destacado. Es algo rústico y primario, sin sujeción a ninguna sutileza estética o moral.
La película es interesante, pero no emocionante. Aunque entiendo perfectamente que a determinados espectadores les agrade y la tengan en alta estima. Pero a mi no me ha gustado, y, obviamente, me es indiferente lo que se piense al respecto.
Tess es interesante, pero no me parece una obra magna. Pocas de Polanski me parecen realmente magnífica. ¿Es un gran director? Sin duda. ¿Sabe lo que hace? Obviamente. ¿Me llenan total y absolutamente sus películas? Solamente algunas: Chinatown (1974); Lunas de hiel (1992); El pianista (2002) y  El oficial y el espía (2019). ¿Me gustan las demás? Algunas sí, y otras no tanto. Lo que quiero decir es que no es un cineasta que me llene totalmente. Algunas cosas sí, y otras no.

lunes, 24 de enero de 2022

§ 2.590. Gente corriente (Robert Redford, 1980)

 

Relato de los problemas cotidianos de gente sin importancia. No son estrellas, no son célebres, no son héroes, simplemente viven.  Con sus miserias, con sus recursos, con los medios que tienen a su disposición. Y de repente se enfrentan a un problema que es difícil gestionar para cualquier persona, mucho más para un adolescente. La muerte de un hijo repercute en la familia, en todos sus miembros. Pero especialmente en el hermano, que se ve incapaz de superar el sentimiento de culpa que le provoca ese hecho, en el que ciertamente estuvo involucrado, pero del que no tuvo la culpa.
El estigma del psiquiatra, la privacidad del tratamiento, el qué dirán, la familia perfecta. La mujer pagada de sí misma que vive en su mundo de lujo y apariencia. El padre metido en su trabajo hasta el punto de no saber qué pasa en su propia casa.
Debut cinematográfico como director por la puerta grande. Una peliculaza, con todas las letras. Intimista, delicada, nada morbosa, sensible sin caer en lo empalagoso, seria sin pretender ser docta o canónica. Aporta una aproximación a una circunstancia, sin pretender ser dogmática, sin imponer su forma de ver las cosas, sin pretender influir en los espectadores. Íntima, reservada, discreta, magistral. 
La normalidad del recuerdo del hijo fallecido, la lucha por superarlo desde dos estrategias distintas. La madre intentando superarlo como un accidente de la vida, sin exteriorizar excesivamente sus sentimientos.
El hijo recordando permanentemente lo ocurrido, sin ser capaz de caminar hacia adelante, encallado en el pasado. No es que ninguna de ellas sea mejor que la otra, simplemente son distintas.
El conflicto entre ambos es inevitable. Además la madre sentía predilección por el hijo fallecido, y eso se nota en su relación con el superviviente.

§ 2.589. Al otro lado de la medianoche (Charles Jarrott, 1977)

Drama amoroso de impecable factura técnica y artística pero quizá carente de alma. Es intensa pero no consigue llenar el corazón del espectador. Demasiado larga, se mire como se mire. Parece más una serie que una película. 
Dos historia cruzadas al principio como presentación de la historia que van convergiendo para alcanzar el drama que se pronostica en las primeras escenas.
La novela es de Sidney Sheldon, a quien tengo como un autor de prestigio entre los novelistas de sensaciones sin pretensiones artísticas. La música es del pianista Michel Legrand, lo cual da un poco el tono del interés que se tenía en que fuese una gran producción. Por lo que he leído fracasó en taquilla estrepitosamente. Sirvió como vehículo de promoción de la Guerra de las Galaxias, de la misma productora. A los exhibidores  les obligaban a reservar taquillaje para la segunda si querían exhibir ésta. Y, al final, como tantas veces ocurre, la segunda fue mucho mejor película que la primera, que no será recordada más que por cinéfilos empedernidos.
No es una historia de amor mal trazada, está muy bien rodada y pretende tener su gancho, pero no llena, no llega, no conecta del todo. Sólo a los muy fan de este tipo de cine les agradará de verdad. Es una historia sobre los sueños del primer amor, sobre la imposibilidad de realizarlo y mantenerlo en el tiempo, y sobre las frustraciones que provoca la imposibilidad de llevar a cabo esos sueños. La ira que despierta el engaño y la mala conciencia de las erróneas decisiones tomadas.
El director ha transitado entre el cine y la televisión, más en ésta que en aquella. Probablemente esta fue la producción que marcó su destino en el cine. Tuvo una historia potente, actores decentes, buenos recursos cinematográficos y una productora potentísima. Pudo ser un James Ivory o autor similar. Delicado, atento, intimista, pero probablemente esta cinta marcó su declive en la gran pantalla. Antes de ella llevaba cuatro o cinco películas, pero tras esta prácticamente sólo se dedicó a la televisión. 
No sabría cómo mejorar la película, no soy técnico. Sólo sé que teniendo un material de primera -historia, actores, estudio, productora- no se consigue un resultado acorde a las expectativas.
El reparto es muy interesante: Marie-France Pisier, John Beck, Susan Sarandon, Raf Vallone. Me ha gustado mucho la chica protagonista, Marie-France y el punto de madurez exclusiva que proporciona Vallone. Sarandon no me ha parecido gran cosa, y Beck tampoco.

domingo, 23 de enero de 2022

§ 2.588. La reencarnación de Peter Proud (J. Lee Thompson, 1975)

Sigo con la intención de acabar con J. Lee, un director que alterna obras interesantes -ninguna maestra- con mediocridades que quizá ni siquiera triunfaron en taquilla. En todo caso su volumen de obras es notable, 46 películas desde 1950 a 1989, cuarenta años de carrera.
Esta es de las del último grupo. Quizá en su momento pudo tener algo de predicamento, pero no ha aguantado bien el paso del tiempo, que la ha machacado, literalmente. Estéticamente está muy marcada en una determinada época, y la temática ya está muy abandonada. La reencarnación era una moda, ahora desusada, y el tratamiento que le da el director quizá no esté mal enfocado, pero, la verdad, carece de interés y no ha conseguido trascender al tiempo actual.
Hace relativamente poco vi una película de similar temática:  Las dos vidas de Audrey (Robert Wise, 1977), que me pareció muy interesante. Esta de J. Lee no es tan buena como aquella. Tiene momentos, es interesante el reparto (de lo más taquillero de la época) y la música de Jerry Goldsmith acompaña bien la trama.
Todo el mundo ha pensado alguna vez en la reencarnación, y ese es el leit motiv de la cinta, intentar subyugarte en la idea de que verdaderamente has vivido otras vidas.
Quizá la película es demasiado larga, aunque esa es una apreciación que suelo tener con frecuencia, por lo que no debo hacerme mucho caso. Cada vez me gustan más las películas directas, las tramas sencillas y muy acentuadas, los viajes, los indios, los buenos y los malos. La complejidad sólo está al alcance de los excelentes directores, y J. Lee no está entre ellos.

§ 3.893. Exorcismo (Juan Bosch Palau, 1975)

  Al calor de la moda impuesta por el éxito internacional (y sin precedentes) de la película de William Friedkin El exorcista (1973), la ind...