miércoles, 6 de enero de 2021

§ 2.232. Un lugar donde quedarse (Sam Mendes, 2009)

    Costumbrismo americano. Un buen director, en una película que no he comprendido, que no me ha gustado. Una especie de movie road de una pareja que esperan un niño. Los padres de él se van a Bélgica por dos años y alquilan la casa, y ellos emprenden un viaje visitando a varios amigos y parientes para elegir un lugar donde  vivir, donde dar a luz y establecerse.
    Aprovechan el viaje para conocer a varios personas, parejas y fenotipos de personas y formas de vivir: los padres de él, encantados de conocerse a sí mismos; una amiga de ella y su marido e hijos, imbeciles integrados; la hermana de ella que vive con un abogado de impuestos; una prima de él, medio hippie que le da el pecho a cada niño que ve, aunque no sean suyos y vive con un hippie que está todo el día en una cama gigantesca acariciando a sus hijos; unos amigos en Montreal que estudiaron en la Universidad con ellos y están un poco parados: tienen cuatro hijos adoptivos, una china, un negro, un no sé como llamarlo y otra..., luego a Miami a visitar a su hermano, al que le ha dejado la mujer con una niña pequeña...

martes, 5 de enero de 2021

§ 2.231. Pesadilla sin retorno (Alan. J. Pakula, 1986)

 Estas películas oníricas, de sueños demoledores de la personalidad, que confunden y trastornan son legión. Las mejores, a mi juicio, son las de Brian De Palma, que tiene varias. Esta es la visión de Pakula, canasta de su generación y compatriota. 
    He visto ya unas cuantas de él y ciertamente es un director que me gusta, no me apasiona, pero sí me gusta, me agrada sin entusiasmarme. Es correcto en algunas y no en otras, según siempre mi criterio, claro, que no es el de todas las personas. De echo intuyo, más que supongo, que a los que les gusten mucho este subgénero preferirán esta a Klute o Todos los hombres del Presidente. A mi me gustan más aquellas.
    Amores confusos, sentimientos de culpa por amor físicamente, independencia de la niña rica y bien criada frente al joven hecho a sí mismo que la enamora pero no la quiere. Sueños recurrentes y malsanos.
     La chica asesina a un chico en la casa en la que vive de alquiler, pero no es a su chico, sino a otro que acudió a esa casa antes para ver a la chica que vivía en ella antes de se la alquilasen a ella. Después de volver a la casa las pesadillas del asunto se le aparecen, viendo al chico que asesinó y viendo como lo hacía. La chica empieza a enloquecer. Necesita dormir, y no es capaz. Al aparecer la pesadilla se despierta.
     Son pesadillas recurrentes, sin sentido. Va al médico y le recetan barbitúricos que ella tira por el retrete, las pesadillas vuelen en cuanto concilia el sueño. Nada más conciliarlo aparecen, no puede dormir, no puede descansar. Es horroroso. Acude a una clínica del sueño y conoce allí a un investigador del centro que la ayuda, que le da técnicas para interrumpir la pesadilla de forma segura y evitar que se repita de forma traumática.
     Es una película lenta, casi sin diálogos, que, insisto, se puede confundir con una de Brian De Palma. Bien rodada, buen color, tomas amplias, marcos centrados. Una película bien rodada, bien montada y bien construida. No me ha gustado demasiado, pero es atrayente y mejora a medida que avanza el metraje. Un resultado satisfactorio, aunque no óptimo.
    Los actores son Kristy McNichol, que la vi hace relativamente poco en Perro Blanco de Samuel Fuller de 1981, Ben Masters, que tiene menos películas que ella. Para mi dos absolutos desconocidos.

§ 2.230. Pasos en la niebla (Arthur Lubin, 1955)

    Un asfixiante drama británico en toda su extensión. Un hombre adinerado ha matado a su mujer, que le había la vida imposible, le trataba mal y no le dejaba hacer nada. Una sirviente observó cómo mataba a la mujer dándole una medicina. Cuando está enferme le da el bebedizo y lo guarda, pero la sirviente lo ve y se lo guarda. La medicina la con las ratas del sótano, que mueren inevitablemente. Cuando al señor de la casa le dice que la joyas de la señora se las regaló antes de morir el marido no les lo cree y amenaza con denunciarla, a lo que ella contesta que si lo hace le contará a la policía lo del bebedizo y se lo mostrará, pues lo tiene guardado en lugar seguro.
    La chica pretende ser la nueva ama de llaves de la casa, cosa que consigue. El panorama que se le presenta es desolador, ha pasado de estar en manos de su esposa a estar en manos de la criada. Ella se pone los vestidos de la señora, domina el escenario y tiene preso al señor, que la besa en el vestidor vestida de ella.
    La hija de su socio está perdidamente enamorada de él, pero él no tanto. A su vez un abogado amigo de todos está enamorada de esa chica. La sirvienta lo observa todo, y comienza atando cabos...
    Desesperado sigue a achica y la mata a golpes con su bastón en la calle y huye. Parece haberle salido bien la jugada, pero se ha equivocado de chica, ha asesinado a otra mujer. La chica lo averigua al apreciar su abrigo manchado de sangre. Ha matado, sin querer, a la mujer del agente de policía que patrulla por su barrio. El aristócrata es detenido y solicita al abogado amigo que le defienda. Así lo hace, y la sirvienta declaró a su favor en el juicio. Su declaración es determinante de su absolución. 
    Ella le presiona pero él ha urdido un plan para casarse con la hija de su socio. Hay un problema: la sirviente escribió una carta a su hermana contándolo todo.
   Lubin es un directo interesantísimo, del que he visto muy pocas cosas y tengo que insistir en él. Los papeles protagonistas son a cargo de Stewart Granger, y Jean Simmons, que eran matrimonio en esa fecha.

lunes, 4 de enero de 2021

§ 2.229. Arma letal 3 (Richard Donner, 1992)

Seguimos exprimiendo el modelo original...

§ 2.228. Chicago, años 30 (Nicholas Ray, 1958

    Comercial película de Ray, con un reparto absolutamente excepcional: estelar Robert Taylor en un papel que no le había visto nunca, Cyd Charisse guapísima en un papel de no bailarina, con dos supersecundarios:  Lee J. Cobb, y John Ireland. El resto del reparto es: Kent Smith, Claire Kelly, Corey Allen, Lewis Charles, David Opatoshu, Kem Dibbs, Patrick McVey, Barbara Lang, Myrna Hansen, y Betty Utey.
    Una historia preciosa. El abogado de un mafioso que cojea levemente se enamora locamente de una chica, una bailarina que acude a las fiestas de un mafioso. Él consigue (sin que ella lo sepa) que la contraten para un número de baile en una de las salas de fiesta del mafioso. Baile espectacular, por cierto, como no podía ser de otra manera en ella, una de las mujeres que mejor han  bailado en la historia del cine. Una historia que se desliza desde lo frívolo hasta lo trágico con una suavidad dulce y delicada. Sabes que va a salir mal, que no puede salir bien, que se avecina un desastre, algo que es inevitable pero conocido. Ellos saben que no puede salir bien, que necesariamente tiene que fracasar su romance, un idilio que les llevará incluso a la tumba. Él intenta desengancharse del mafioso, pone en ello toda su capacidad, toda su energía, pero le es difícil. Con la mafia no se juega, ni ahora ni en los años 30.
     El abogado decide tratarse fuera de EE.UU. para solucionar la cojera, necesita un tratamiento novedoso consistente en tratar la lesión de cadera rompiendo los huesos y volviéndolos a unir, lo que lleva tiempo y es doloroso. Ella, mientras tanto, sigue trabajando en el local. Hasta que el le manda un telegrama para que vaya a Estocolmo, que es donde se está cuidando durante un año, para que pase con él la vida. Viven en Europa, un amor maravilloso, diferentes capitales, viajes, romance, Italia, Venecia, todo lo que se puede conocer con dinero... 
    Cuando vuelve a Chicago su jefe le pide que defienda a un amigo mafioso que un investigador especial  nombrado por el fiscal del distrito pretende procesar. Aprovecha para decirle al mafioso que se va, que lo deja, que se quiere ir, que no quiere seguir representándole. El mafioso, claro está, no quiere dejar que se vaya. Le amenaza con golpearle la cadera con una barra de hierro. No parece que eso le achante, pero ante la amenaza de hacer daño a la chica le afecta profundamente, y al final cede en defender al mafioso amigo de su jefe. El drama empieza a cocinarse a fuego lento, aunque se avecina con rapidez. Tiene que ganar el juicio para que pueda irse del cepo que le tiene agarrado. Pero el jurado ha sido sobornado y el juicio se anula, el amigo del mafioso ha huido.
   Una de las escenas la copia más tarde, cuando el jefe mafioso golpea con una taco de billar en miniatura, que se lo estampa en la cabeza reiteradamente, una y otra vez, hasta que lo queda mal parado.
    Me parece una joya escondida, una película no muy conocida (al menos por mi) en la filmografía de Ray pero que me parece a la altura de las suyas buenas. Es, incluso, muy buena, tan buena como cualquiera.

§ 2.227. El último disparo (Anthony Mann, 1947)

    Planteamiento sencillo. Atraco a un Salón de belleza de mujeres que, en realidad, esconce un garito de apuestas ilegales. El atraco es perpetrado por el lugarteniente del mafioso jefe del tinglado y la regente del Salón, que está compinchada con él, pues son amantes.
Un error provoca la muerte de un policía que hiere a uno de los atracadores, que es detenido. En el interrogatorio dice que el otro compinche era un chico que nada tiene que ver con el asunto.
    La hermana de este chico conoce al policía deje encargado de la investigación, pues vivían en el mismo barrio. El atracador herido identifica al muchacho en el lecho de muerte, pero el policía no lo ve del todo claro, sospecha que algo no funciona. Con la ayuda de la hermana, primero por separado y luego conjuntamente, consiguen desenmarañar  el asunto. El policía sospecha del verdadero autor del atraco, regente del local grande del mafioso.
    Excelente película, cuyo metraje corto provoca una condensación de contenidos que saturan un poco el discurso. En esta en concreto se echa de menos que no dure más.
    El reparto es este: John Ireland, muy conocido por otros papeles, sobre todo de vaquero, Sheila Ryan, Hugh Beaumont, Jane Randolph, Ed Kelly, Charles D. Brown, Clancy Cooper, Peggy Converse, Hermine Sterler, Keefe Brasselle, Roy Gordon.
    Buena película, entretenida y sincera. Merecería un remake, sin duda, ahora tan de moda.

§ 2.226. Ciudad Marcada (Ken Sanzel, 1998)

    Es infame. Malísima. No sé cómo Chazz Palminteri se mete en este fregao, supongo que por dinero, claro. Que lo haga Stephen Baldwin se entiende, porque no es, precisamente, un actor muy notable. Los demás son propios de la serie b de la televisión: Tia Carrere, siempre la chica de "Mentiras arriesgadas", Michael Rispoli que sí ha tenido recorrido en algunas películas  decentes, Gary Dourdan conocidísimo actor de series del CSI y similares y los demás son los para mi desconocido: D.B. Woodside, Chuck Zito, David Zayas, y Dana Eskelson.
    Creo que este tipo de películas se rueden directamente para el Videoclub. No puede ser peor. Y la trama da juego, tiene su guión, la historia puede funcionar. De hecho, más o menos, es la historia de la segunda parte de el Detective Callaghan: Harry el Sucio.