lunes, 7 de enero de 2019

§ 1.514. La ciudad sin ley (Howard Hawks, 1935)

Como todas las películas de los grandes de verdad siempre dejan algo. Howard Hawks empezó fortísimo, continuó acelerando y terminó a toda máquina. Director sólido donde  los haya, marca un ritmo perfecto, un movimiento de cámara impresionante, sin excentricidades, ni tonterías, sólo se mueve lo necesario, el plano cambia únicamente cuando es necesario.
Los actores están bárbaros. Miriam Hopkins lleva todo el peso de la película y para ser de 1935 es sorprendente, porque supera con creces el metraje que soporta Edward G. Robinson que, la verdad, no era demasiado en el papel, y, sobre todo, con ese manierismo en la cara, con pendiente y camisas con chorreras... una memez.
Joel McCrea hizo una película con Hit y todas las demás del Oeste. Es, desde luego, un prototipo de género, quizá solo comparable a Randolph Scott, por su dedicación casi exclusiva a este género.
También cuenta con Walter Brennan, inolvidable en papeles del oeste, principalmente en Rio Bravo.
También cuenta con Brian Donlevy, quien bordó su mejor papel a las órdenes de otro grande, Lang en Los verdugos también mueren.
Me parece interesantísima película, marcada por su ritmo y sus tópicos pero muy bien hecha. Da gusto ver películas así.
En todo caso hay algo almibarado en la historia que no acaba de funcionar en el contexto en el que se presenta. Quizá no se pudiera hacer de otra manera, pero suena raro, sobre todo el desenlace.
El blanco y negro se ve perfectamente, con una claridad meridiana, y un sonido más que aceptable, una copia, en conclusión, muy bien tratada. Sobre todo para una cinta que tiene 85 años, que se dice pronto.
Muy recomendable.

domingo, 6 de enero de 2019

§ 1.513. La leyenda del gran judo (Akira Kurosawa,1943)


En todas las películas -que he visto- de Kurosawa llueve, en esta varias veces. Utiliza la lluvia como un punto y aparte, las escenas cambian, los personajes mudan el carácter, las escenas pasan de ser sombrías a luminosas, y la trama da un giro. Obviamente es un efecto propio, querido por el director, pero que ya se aprecia en esta su primera película.
También me gusta mucho cuando emplea la cámara como si fuera una cámara de fotos, con planos muy fijos que no se mueven, y en el que los actores prácticamente no pestañean, no mueven un músculo, se les ve condicionados por el paso del tiempo, sin poder modificar su destino ni ser capaces de conducirse a alguien sitio distinto del que se les está predestinado.
El arte marcial como aprendizaje de la vida, como camino de progresión personal, de superación. El aprendizaje de la vida no es muy distinto del aprendizaje de un arte marcial. Y lo que enriquece la vida perfecciona la técnica luchadora.
Me gusta mucho cuando dice que no se siente enamorado de la chica, sino que, simplemente, la ha visto rezar por su padres y que eso le ha conmovido. Qué mayor prueba de amor...!!!
Dos estilos, dos técnicas de lucha enfrentadas, que, supongo, para un entendido si se diferencia, pero que para un neófito no. A mi me parecen iguales, y el director no pretende mostrarnos en qué son distintas, ni en su técnica luchadora ni en su filosofía de vida. Lo que sí deja claro es que quien gane va a entrenar a los policías, y eso es, obviamente, además de dinero, prestigio para la propia técnica.
Me ha gustado mucho.

§ 1.512. Así mueren los valientes (Alfred L. Werker, 1955)

Entretenida película que se apoya en tres patas, dos actores de los considerados importantes: Fred Mac Murray,  y Dorothy Malone, y un director del oficio de hacer película del oeste, con más de treinta títulos del género, todos B, o semi B. El medico lo interpreta un Walter Brennan siempre muy reconocible.
Se me hace raro ver a Fred Mac Murray de algo que no sea militar o agente de seguros, La maldicen del Caine y Perdición marcaron su carrera. Era versátil, qué duda cabe, pero, a mi por lo menos, siempre lo asocio a Perdición. Al fin y al cabo es una de las mejores películas de todos los tiempos.
Rodada tres años después de Sólo ante el peligro (1952), aunque sin duda ésta es la mejor. No aborda con tanta crudeza la cobardía el pueblo, como en aquella, tiene un componente menos dramático, más 'peliculero', más lineal. Sólo ante el peligro tiene una carga de moralidad mucho mayor, más intensa, mucho más dura.
Esta es, sin más, entretenida. Se deja ver, sin más. Pero no araña, no estremece, no te sofoca como aquella. También es cierto que Mac Murray no tiene el empaque emocional, la carga sentimental y la altura cinematográfica de Gary Cooper, un Dios del cine, sin ningún tipo de dudas.

jueves, 27 de diciembre de 2018

§ 1.511. El hombre sin alma (Harry Lachman, 1942)

Pensaba que era mucho peor de los que es. El título original explica por sí misma la película: Dr. Renault's Secret. Antecedente de la Isla del Dr. Moureay, en sus dos versiones, mejor la antigua de Don Taylor (1977) con un Marlon Brando ya en versión gordo desencantado.
Esta cinta tiene su magia, un blanco y negro que se ve muy bien, también una fotografía excelente, un un sonido que se escucha perfectamente. Gran producción en ese sentido.
Pensaba que pertenecía a ese grupo de películas de terror de los años 40 que constituían el campo de experimentación de grandes directores, Robert Rosen, Robert Wise, Richard Fleischer, etc. Directores que en el terror encontraron su perfecto campo de experimentación para aprender el oficio. Fuera de este campo se encuentra Jaques Tournier, con sus Panteras, y, desde luego, esta cinta. Muy bien lograda, a pesar de partir de un presupuesto de, en principio, bastante poco desarrollo.
Director, para mi desconocido, cuenta con 16 películas, según FilmAffinity, y casi todas de este género entre el terror y la ciencia.
La actriz tiene un evidente parecido con Simone Simon, la protagonista de la mujer pantera, la excelente película de Tournier del mismo año.
Los demás actores no me son especialmente conocidos, si acaso el protagonista masculino J. Carrol Naish haciendo de doctor y John Shepperd  en el rol de marido de su sobrina del médico fantasmagórico.
Interesante película mejor de lo que parecía y un cierto canon en la materia. Recomendable.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

§ 1.510. Mc LAGLEN, Andrew V. Los luchadores del infierno (1969)

Pues siempre me pasa lo mismo con Mc Laglen. Me parece que sus ideas son muy buenas, grandes propósitos que no cuajan en grandes películas. Siempre hay algo que chirría, que no cuadra, que hace que la cinta no sea totalmente cerrada, completa. Tiene buena maquinaria, buenos materiales, magníficos actores, algunos verdaderas estrellas de celuloide, pero algo deficitario en su desarrollo. Nunca he visto una película suya redonda. Esta tampoco lo es. Es entretenida, se deja ver pero poco más. Un poco larga, quizá demasiado.
Falta guión en la cinta, y algo de credibilidad en el desarrollo de las tomas, parece que no deja de ser más que una mera pretensión de recrear las imágenes de los incendios en una trama tan vista, tan manida que hace que desconectes, que dejes de prestan atención a los aspectos que no tiene que ver con los incendios en sentido estricto.
Puede verse como un precedente de otras cintas parecidas, en especial Armagedon, que es, técnicamente, la misma historia. También tiene una relación cierta con Hatari, de Howard Hawks, Wayne en el papel de hombre aglutinado de esfuerzos para llevar a cabo una misión peligrosa, aunque de grandes rendimientos económicos.
Es interesante, se deja ver y es entretenida. Nada más. Pero siempre con Mc Laglen me pasa lo mismo, que me gustaría ver una película suya redonda. Quizá la que más me ha gustado suya sea "El valle de la venganza" (1965).

§ 1.509 SHERMAN, Vincent. El regreso del Doctor X (1939)

Película de 1939 que se ve perfectamente. En versión original, claro. Un blanco y negro precioso. Película sed sesión doble, de verano, de cine de consumo. Pero con calidad. Es interesante, se deja ver y tiene un metraje ideal para este tipo de películas, 60 minutos.
El debut cinematográfico de un director de 'clase media' con algunas buenas cosas sin llegar a grandes cotas.
Para Humphrey Bogart era una de sus primeras películas; aunque llevaba rodando dese 1934 no era todavía la estrella que llegaría a ser y no estaba encasillado todavía en los clásicos papeles que le hicieron célebre una estrella de todos los tiempos. Se hace raro, la verdad, verle con un mechón de pelo blanco haciendo de malo robador de sangre ajena.
Es interesante cómo la consideración del periodismo como un elemento central de la sociedad americana es considerado en las películas de los años 30 y 40. Hay algo de solemne y dramatúrgico en él. Un valor que todos protegen, que sirve para mucho cosas: la lucha por conquistar el poder político, por desacreditar a un mafioso, por elevar a una persona en la escala social, o, como en esta, para la consecución de su función más propia: la averiguación de la verdad. Siempre se trata con respeto, admiración y delicadeza. nadie juega con la prensa, ni siquiera la policía, o el poder político.
La película me recuerda a las primeras de Robert Rossen, de Robert Wise, de Richard Fleischer, incluso algo a las de Anthony Mann y Henry Hathaway. Películas cortas, de estudio, de rodaje rápido, de doble sesión y consumo instantáneo... que sirvieron... sobre todo para aprende un oficio a artesanos del cine que forjaron la industria años después.
Curiosamente nunca a las de Ford, que por esta época ya era un director muy sólido. Las de aprendizaje de Ford son de años anteriores, los 20 y no he visto muchas, que se han perdido o, simplemente, no entran en el circuito de distribución comercial europeo, seguro que sí en el americano.

martes, 25 de diciembre de 2018

§ 1.508. SCHAEFER, George. El búnker (1981)


Interesante recreación de los últimos días del mal. Es inevitable compararla con El Hundimiento. Esta es más generalista, más completa quizá, narrando más aspectos que la propia paranoia del mal. Aquella estaba más centrada en la propia figura del mal, en su deterioro cognitiva y su absoluta falta de empatía, de capacidad para apreciar qué ocurre a su alrededor y tomar decisiones racionales. Era evidente que la guerra estaba perdida, desde hace tiempo lo sabían los generales y el alto mando alemán, todos menos el mal.
Me gusta mucho el papel del Albert Speed, crítico con el propio mal. Arquitecto destacado del régimen y amigo del mal. Vida más que correosa, capaz de reencontrarse a sí mismo tras pasar años en la prisión de Spandau. Escribió varios libros sobre su ausencia de conocimiento de la solución final, aspecto sobre el que hay diferentes conjeturas y distorsiones. No queda claro qué pasó y si lo sabía o no. 
El papel es interpretado por un gran actor, Richard Jordan, que aunque americano lo borda. 
También es destacable el papel de Boorman, su asistente personal interpretado por Cliff Gorman
Muestra las diferentes soluciones que los personajes muestras: el intento de Goering por hacerse con los mandos, Himmler que huye para intentar una rendición, Boorman intentando colocar a sus hijos fuera de peligro, el salvaje de Goebles, que dejó que su mujer asesinara a sus seis hijos antes de suicidarse ambos.
El papel estelar del mal es interpretado por un Anthony Hopkins muy joven, que creo que se mete bien en el papel. No tiene una interpretación tan intensa como Bruno Ganz, que creo que es canon del mal. 
Hopkins realiza una interpretación más contenida, menos lírica, menos intensa, más facilona. Ganz es pura energía, locura en estado de intensidad volcánica.
En general me parece mejor aquella que esta, aunque esta aborda más aspectos que la mera paranoia del mal. Aquella se centraba en él, en esta se abordan más tramas que la principal. Forma mejor en lo que sucedió, y, desde ese punto de vista, es más instructiva.

§ 3.905. Al volver a la vida (Byron Haskin, 1948)

Una de cine negro clásico de toda la vida. En el duelo interpretativo entre Burt Lancaster y Kirk Douglas no veo claro quién es más potente....