martes, 30 de octubre de 2012

MALE, Louis. Ascensor para el cadalso (1958)



Maravillosa banda sonora. Más famosa pasados los años que la propia película (para mi, muy Jazzero), cosa que no le sucede a Anatomía de un asesinato y la melodía de Duke Ellington que la rodea, mucho más profunda en extensión y en riqueza tonal.
Es una auténtica película de cine negro: asesinato pasional, huida, engaño, escapismo, confusión, policía, detenido, etc.
El tema parece claro. Un trabajador de una gran empresa asesina en el despacho profesional a su jefe, porque se entiende con su mujer. Pero, de manera incomprensible queda atrapado en el ascensor… Ella, su amante y mujer del fallecido ve pasar su coche, que ha sido robado, con una mujer dentro y comienza a buscarle toda la noche. Quien robó el coche, a su vez, se encuentra con dos turistas alemanes que conducen un SLS AMG… Les mata, les roba el coche y entendiendo que todo esta perdido se intentan suicidar con pastillas, cosa que no consiguen.
La policía recupera el coche robado del asesino del ascensor y le culpa de la muerte del los turistas alemanes.
A todo eso al ascensor se le ha dado corriente y consigue salir del mismo sin que nadie le vea. Eso, curiosamente, le rompe la coartada real que tenía. No pudo matar a los alemanes porque estaba en el ascensor, pero ello le sitúa demasiado cerca del muerto en la oficina…
Muy buena estética negra, buenos planos, muy buen empleo de color. Buena película muy recomendable.

WELLMAN, William A. El telón de acero (1948).




La encantadora pareja protagonista es el mejor reclamo de la película. Sobre todo ella, tan etérea, elegante e intemporal. Dana Andrews no es el actor que se merecía esta película. Ambos están sublimes en Laura, de Preminger, pero este registro dramático les queda fuera de su órbita natural. Y se note, vaya si se nota.
Según dice la voz en off los hechos acaecidos son verídicos, cosa que no dudamos, pero la imperturbabilidad de Andrews le resta autenticidad al personaje, naturalidad. Fuerza una pose interesante poco acorde con una persona que se encuentra angustiada, sometida a la lucha interior que provoca traicionar a tu país y abandonarlo para siempre. A esto debe sumársele que no sabes si tu mujer va a poder entrar en el de acogida… En definitiva una potencialidad dramática de la que carece.
Ella es otra cosa. En realidad le va cualquier papel. Esa cara de porcelana, tan suave, tan misteriosa, tan rodeada de una bruma, incluso existencial, la enmarcan en el tipo de mujer que siempre gusta en el cine. Incluso en la vida.
Buena película, muy de la época de la guerra fía, pero bien dirigida, buenos diálogos y alguna escena realmente interesante.

domingo, 28 de octubre de 2012

PAUL VERHOEVEN: El libro negro (2006).

     Una más de las centenares de películas de nazis completamente prescindibles. En este caso versus holanda, su opucación y la traición de quienes se enriquecieron con la promesas de trasladar a los holandeses pudientes a Bélgica para huir del terror. Chica guapa enamorada de un oficial alemán, traidor amigo de su padre sin ningún tipo de escrúpulos y solución de toda la trama en los últimos tres minutos.
     Ni siquiera entretenida. Demasiado metraje, largísima, 148 minutos, una barbaridad. La verdad, muy prescindible.

viernes, 26 de octubre de 2012

ALBERT CAMUS: Cartas a un amigo alemán.


     Bueno, pues sigo con el proyecto de leer a todo Camus, de releer también son colosales dos obras geniales: El extranjero y La peste. Además estoy con su biografia escrita por Oliver Todd, en Andanzas, solamente de 1000 folios.
     Las cartes deben leerse con un gran esfuerzo de empatía, de situarse en el momento en el que fueron escritas y sabiendo para lo que lo fueron. La propaganda bélica siempre ha jugado un importante papel en las artes, especialmente en la segunda guera mundial. Thomás Mann fue muy activo, John Huston por supuesto, qué decir de Lang... Cada uno en su especialidad, en su arte, en su forma de vivir. Todos contra la opresión del moustro que en aquel momento era bélico, ahora parece económico... pero sigue siendo el mismo moustro.
    Su valor literario es escaso, por no decir nulo. Pero constituyen un interesante documento de formación pasional y vivificadora del espíritu. Es, desde luego un rearme moral el que propone. Se va a ganar la guerra porque nosotros somos los buenos. ¿Podría mantenerse este buenismo actualmente?. Dependiendo de la respusta que propongas así será tu perspectiva sobre el género humano y su capacidad de sobrevivir a sí mismo.

martes, 25 de septiembre de 2012

MIKA WALTARI: Sinuhé el Egipcio.


   El fin, que puedo decir... Es una novela absolutamente imprescindible. Maravillosa. Genial. Potentísima, con una fuerza descomunal. La leí hace ya demasiado tiempo, y la recuerdo de forma maravillosa. No me ha defraudado, todo lo contrario.
    Puede ser un juicio algo prematuro, pero puedo considerarla una de las mejores novelas de la historia, y, desde luego, una de mis favoritas.
     En un libro que estoy escribiendo sobre la relación laboral de internos penitenciarios tengo el siguiente apunte: 
     “Sin embargo, la decisión de liberar a los esclavos es muy sagaz, porque así puedo despedir a todos los esclavos demasiado viejos o incapaces que consumen inútilmente mi precioso trigo y mi aceite. No tengo ya necesidad de mantene a mis esclavos con grandes gastos, sino que puedo contratar obreros cuando me convenga y despedirlos cuando quiera sin estar comprometido con ellos, y pagare lo que quiera. El trigo está más caro que nunca y una vez disipada su embriaguez vendrán a suplicarme que les dé trabajo, y esto me costará menos que la mano de obra servil, porque para tener pan acaptarán cualesquiera condiciones”. 
     Para aquellos que alegan que le falta profundidad.

domingo, 16 de septiembre de 2012

ALFRED HITCHCOCK: Recuerda (1945)


      Con las películas de Hitchcock suelo equivocarme con frecuencia. Aquellas que creo que son estupendas cuando las veo por primera vez me parece un coñazo cuando las veo otra, pasado un tiempo, y, sin embargo aquellas de las que me formé una mala opinión, por livianas, poco edificantes o simplonas una vez visionadas de nuevo adquieren una nueva perspectiva. Esta pertenece a éste último grupo.
     Me ha encantado, el tratamiento del suspense, la interpretación de Bergman: esa cara limpia y nítida... y el contenido general de la película es muy de recordar.
     La trama es la clásica y muy conocida... sujeto aquejado de una pérdida total de memoria se hace pasar por siquiatra y acude a una clínica, haciéndose pasar por el director, sin serlo. Un doctora enamorada de él intenta que vuelva de esa nebulosa y lo consigue.
     Es emocionante, al menos a mi me lo parece, ver en los títulos de crédito el nombre de Salvador Dalí como creador de una escena subrealista.

lunes, 10 de septiembre de 2012

GEORGES SIMENON: El tren de Venecia, Tusquet (Col.: Andanzas, núm. 524), Barcelona, 2003.

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   Me sorprendió mucho, y gratamente, el comentario que hacía Javier Marías sobre los gustos literarios de su padre. En su dieta, naturalmente alumbrada de obras densísimas de ensayo y durísimas de filosofía en sentido estricto le gustaba mucho leer a Simenon. Y me recordó que de joven me encantaba, que había leído no menos de veinte novelas de él, entre las muchas de la colección de Maigret y otras. Todas en Tusquet. Me acuerdo que pensé en comprarlas todas, las 117 novelas que escribió en vida, creo que todas traducidas al castellano, o practicamente todas, pero era muy joven y no tenía suficiente dinero.
      Ahora es un proyecto que abordo con ilusión, que a lo mejor me lleva un año, o quizá dos, pero es un escenario perfecto para el nuevo curso que se abre.
    Con respecto a esta novela, como todas las de él, la trama se simple, los diálogos carecen de complejidad y en ello radica gran parte de su elegancia y de su capacidad de embaucar al lector. 
     En este caso el relato es sencillísimo. Un ciudadano francés ha dejado a su mujer e hijos en Venecia por unos días más de vacaciones estivales. Él vuelve en tren a París para volver a trabajar. En el tren se encuentra con una persona que le interroga sobre su vida, como para formarse una idea cabal de él. En el trayecto le pide que le haga un favor ya que él tiene que coger un avión: recoger una cartera de una estafeta de correos y llevarla a una determinada dirección. Así lo hacer, recoge la cartera y cuando entre en la vivienda de la señero a la que va a entregar el paquete la descubre muerta.
     Huye despavorido. Dias después abre la cartera. Miles de dólares apilados y ordenados... y comienza el drama moral que bien construye: qué hacer con él dinero, como explicárselo a su mujer y a sus niños, y en el trabajo, se notará en el trabajo su nueva fortuna. El agraciado con este chollo de la vida descubre que no es tan fácil ocultar dinero y a la vez no disponer de él... empieza a cambiar, de carácter, de forma de ser, ya nada le produce alegría y auténtica felicidad... y al final se tira por una ventana...
     Buena trama, algo simple como todas las suyas, pero muy entretenido.

§ 3.891. El 7º día (Carlos Saura, 2004)

  Sucesos bien conocidos, especialmente por un extremeño, y singularmente por uno que estudió derecho, como es el que escribe, en aquellos m...