sábado, 8 de septiembre de 2012

AVILDSEN, JOHN G.: Rocky (1976).

     En fin, película denostada, cien veces vista en televisión y cien veces criticada. El otro día la puse, porque me acordé de la música, pegadiza de verdad. Y la verdad, no es tan mala como parece. Todo lo contrario es una película decente, sumamente decente. De momentos inolvidables, más allá de las escenas de boxeo que no durán más de diez minutos sobre un metraje de cientoveinte.
     La escena en donde el entrenador va a casa de Rocky para pedirle por favor que le deje ser su entrenador es conmovedora. Sobre todo cuando le dice: tengo 76 años, no tengo más oportunidades, es muy emotiva, muy lograda. También la relación de los protagonistas, narrando muy habilmente las dificultades de relación que tienes las personas feas (ella) y poco inteligentes (él).
     Pasado el tiempo sigue conservando una cierta belleza.
     Pero ese año, así como si nada, a los Oscar (esta película se llevó el de Mejor película y Mejor director) se presentaban las siguientes películas, infinitamente mejores que ésta:
Netword, Todos los hombres del presidente y Taxi Driver, aparte de Carrie (y algunas otras) que es una muy buena película, pero desde luego no merecedora de Oscar alguno.
     Desde luego comparar esta película con las grandes del boxeo, para mi: Más dura será la caida, Body and Soul; Nadie puede vencerme; Toro Salvaje, y Marcado por el odio, es un ejercicio estúpido, por perdida de tiempo. Pero en fin, son cosas que pasan.
     Se puede ver la película: sí; es malísima: no. Es buena: sí; es buénísima: no. Y, desde luego, es mucho peor película que las suyas de ese año. 

MILÁN KUNDERA: La broma, Tusquet (Col.: Andanzas), Barcelona, 2012

     Tengo la idea de leer todo Kundera. Bueno, todo Kundera que no he leido, que tampoco es tanto.
Esta es su primera novela, la primera que cronológicamente escribió, aunque se publicaque mucho más tarde y ahora por primera vez en España. Marcada claramente por la influencia descomunalmente abrariva del régimen político checo en el que vivía antes de emigrar a París, a comienzos de los 70. Se trata de las diferentes perspectivas que puede tener un error. Un error infantil. El protagonista estudia en la Universidad y es activista ligado al régimen comunista. Su pasatiento más querido es participar en un conjunto que recupera músicas populares. Su vida en este régimen está ordenada e incluso vive bien, cómodamente, con una cierta alegría. Pero un día escribe en un papel que quiere entragar a una chica a la que persigue una sátira sobre el régimen y su relación con una religión. No es nada especialmente comprometedor, si se quiere observar desde un punto de vista razonable ni siquiera tiene contenido amenazador o pretende uns subversión. Es una broma, una ironía por escrito. Un papel.
     Sin embargo ese error, esa broma y sus consecuencias las va a pagar caramente. Es entendido como un panfleto suberviso y así tratado. Es expulsado de la univerisas y del grupo de coros y danzas... y a partir de ahí todo le irá mal.
     Hay una escena, bastante larga, que se desarrolla en una cabalgata de reyes que podría constituir incluso un relato propio, aparte, separado, dada la complejidad que tiene y la trascendencia que los personajes le dan a participar en ella.
     Novela un poco claustrofóbica, que leida junto con La vida está en otra parte, puede dar una buena idea de lo que piensa el autor qué es un régimen comunista y para qué sirve.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

MILAN KUNDERA: Un encuentro, Tusquet, (Col.: Fábula), Barcelona, 2012


     Obrita corta, probablemente alimenticia, que reúne pequeños ensayos sobre otros escritores, pintores y músicos. Obra cumbres del arte que han alimentado el espíritu del autor, a veces incluso de manera atormentada y recurrente.
     Me gusta mucho dos de ellos. El dedicado a Francis Bacon y el último que trata sobre dos obras de un autor para mi desconocido: Malaparte.
     En medio multitud de pequeños comentarios, que no llegan siquiera a la categoría de recensión, ni siquiera comenario. Los ensayos sobre las óperas me han parecido tediosos, difíciles de leer y muy poco edificantes desde el punto de vista del lector. El dedicado a Janácek para mi es simplemente ilegible, aunque seguramente para el autor sea el más importante, el más sentido, pues su padre, pianista como Janácek y alumno suyo, aprendió el oficio a su vera, y Kundera recuerda su infancia oyendo sin cesar música del maestro checo.
     Bonitos son los comentarios sobre García Marquez, sobre Kafka, o sobre Bertol Brech. Pequeñas perlas de pensamiento seguramente sólo agradablemente percibidas por dos tipos de lectores. Los que como el autor tengan una bastísima cultura libresca, que no es mi caso, y para aquellos que pretendan leer toda la obra del Checo afincado en París, como pretendo.
     Fácil de leer, simple a veces y entretenido casi siempre. Es, como un entremés, algo para hacer boca antes de una comilona: las novelas más enjundiosas de él.

viernes, 31 de agosto de 2012

J. LEE THOMPSON: El pasaje (1979)


     Lo que se supone un gran duelo interpretativo entre Quinn y Mason se queda en un par de dialogos cruzados entre ellos. El resto es casi un argumento de serie B. Un científico necesita escapar de Francia cruzando hacia españa a través de los Pirineos... Necesita la ayuda de un guia que conozca las montañas y no tenga miedo al peligro. Son perseguidos por un fanático nazi un tanto desquiciado que pretende cumplir su función a cualquier precio.
     Las aventuras y desventuras de todos ellos se relatan de forma más o menos acertada, por lo que la película resulta entretenida y amena. Se deja ver. No es una gran película, pero resulta fácil recordarla como interesante.
     Lástima que los personajes secundario no acompañen demasiado a los principales.

jueves, 30 de agosto de 2012

PHILIP ROTH: Sale el espectro, Debolsillo, Barcelona, 2009

     Al premiarle con el Principe de Asturias acudí a Pléyades a adquirir algún volumen del autor.  Quizá no escogí bien, o quizá es que no me guste demasiado Roth, pero no me ha parecida buena novela. Se deja leer, sin duda, e incluso en algunos momentos emociona, pero no trasmite la potencia y la fuerza que imaginaba, no me arraca de dentro esa emotividad que sí consiguen otros autores americanos, especialmente, estos último años, Auster.
    Las tres tramas que concurren en la obra me agotan un tanto, no me dejan respirar, no me dejan profundizar. Desde luego es una imaginación portentosa, pero soy incapaz de seguirlas adecuadamente, como se merecen. Más que nada porque no me dicen nada y me parecen intrascendentes. Sé que hay lectores que Roth les parecerá excelente, y por eso tengo que leer más cosas de él, pero a mi esta novela, que quizá no es de las suya mejores, me ha dejado un tanto frio.

FRITZ LANG: Encubridora (1952)


     Me gusta Lang. Me gusta mucho. Todo lo que hizo. Incluso lo intrascendente, como este Westter, bien narrado pero con poco contenido. Desde luego lo que más brilla en él son las grandes películas de cine negro. Es lo suyo, su territorio, su forma más gráfica de transmitir un mensaje, siempre moral y ético. Las del Oeste también valen para este fin. Hay críticos incluso que ven en este género el más cinematográfico de todos. Quizá junto con las películas de guerra forman un estupendo modelo visual.
     Sea como fuere la película no es buena, sin ser de las peores. Trama simple, diálogos muy directos y poco enrrevesados, plasticidad clásica, rápidos pistoleros y mujeres fatales.
     Un buen Arthur Kennedy interpreta a un vaquero cuya novia ha sido asesinada por un ladrón. Le sigue por buena parte del pais hasta dar con él. Se esconde en "La Rueda de la Fortuna", un rancho lindando con méxico que regente Dietrich y que sirve de guarida a ladrones y maleantes, que pueden salir pitando a méxico cuando son perseguidos. Al final lo consigue, da caza al asesino de su novia, pero en el tiroteo muere la regente de la "Rueda"... y tiene que calbagar con Mel Ferrer, que también estaba enamorada de ella.
     Me llama la atención la buena disposición de las canciones en la película. Son dos o tres, pero dan mucho contenido y forma a la película, con letras que necesariamente deben escucharse para entender la trama.

viernes, 24 de agosto de 2012

DAVID MILLER: Miedo súbito (1952)



     Buena película, realmente valiosa, muy típica de la época, con una Joan Crawford sublime y un actor que empezaba que luego dio mucho que hablar, Jack Palance, sobre todo en España y aquellas películas de Jesus Franco que tanto comenta Javier Marías en sus artículos periodísticos.
     El argumento es muy sencillo. Una mujer muy rica por herencia de su padres se dedica a dirigir y montar obras de teatro. Rechaza a un actor para una de ellas que es un éxito, como todas las suyas, pero se encuentra en un tren días después... se enamoran, se casan, descubre que es una ficción su amor y que intentan asesinarla entre ella y su amante, e idea un sistema para enredar a los dos: marido y amante en un asesinato, el del marido a sus manos para culpar a la amante...
     Aunque a mitad del metraje la película parece un poco tediosa, el final, los últimos cuarenta minutos finales es una auténtica obra de arte. Cómo va tramando el plan e imaginándose como resulta, de qué manera el director nos muestra sólo una parte del enredo, y como al final plan varia ante la imposibilidad de ella de cometer el crimen. Él la descubre en la casa de ella, que era donde se iba a cometer el crimen, y mientras ella corre por la calle él pretende atropellarla con el coche, mientras la amante, vestida de manera muy parecida -esa ha sido una de las ideas de la mujer- vuelve a casa y es asesinada por el marido con el coche, en cuyo accidente también parece morir él, aunque no se muestra. La última escena de la película, dejando ella caer el pañuelo a un charco para que se lo lleve la corriente mientras sube una calle empinada está muy lograda.
     Buena ambientación, buenos diálogos, muy buen desarrollo de las escenas, y soberbios actores, especialmente Crawford, que aunque sobreactúa en algún momento consigue dar a las escenas auténtica veracidad.

§ 3.891. El 7º día (Carlos Saura, 2004)

  Sucesos bien conocidos, especialmente por un extremeño, y singularmente por uno que estudió derecho, como es el que escribe, en aquellos m...