Una película maldita, de un director también maldito. Proscrita por la censua, perdida y luego encontrada y restaurada. No alcanzo a comprender, más allá de alguna conversación muy evidente, ni cuál es la razón por la que la censura no consideró que tuviese capacidad de superar el corte ideológico, ni, lo que me preocupa más, por qué se la tiene en tan alta estima. Es muy evidente cuando se critica al alzamiento en la radio y se hace apologista de la huelga y la protesta social.
Si es por las circunstancias asociadas a su propia existencia, pues vale. Pero decir que esto es una obra de arte, pues, en fin. No acabo de comprenderlo.
Mi juicio crítico no es el de un profesional, sino el de un mero aficionado al cine. Y como tal me expreso y me comporto.
Se la valora, al parecer, por dos cosas. Por su sus innovaciones técnicas, planos y composición, y por su expresividad únicamente con imágenes, como una declaración de amor al cine mudo. Los planos en sombras, los diálogos siempre cinematográficos, las tareas que siempre hace el protagonista con las manos: recortar celuloide, hacer grabaciones, fotografías, girar la linterna mágica.
Y por el tema de fondo, relacionado con el mundo del cine. Es una película del cine dentro del cine. Está llena de guiños al cine y a otras películas clásicas en el momento en que se rodó. Además se aprecian carteles de películas de la época y cine en los que entran los protagonistas a ver, precisamente, películas de cine.
Pero no le veo la maestría por ninguna parte. Más allá de ser una cinta "contracorriente" si verdaderamente hubiera sido exhibida en su momento no hubiera tenido la prensa y el crédito que actualmente tiene. El malditismo funciona.
Brillantísimo Fernando Fernán Gómez, nunca bien valorado. O mejor dicho, nunca valorado en toda su maestría. Es impresionante... Uno de los mejores actores de todos los tiempos. Sí, sí, de todos los tiempos, incluyendo todos los americanos y europeos.
He leído que el director se arruinó al hacerla, que la cinta tuvo muy mala suerte, etc. Supongo que eso ayuda a encumbrar la película.
Es, indudablemente, emotiva, sentimental, está muy bien rodada y el guión, y sobre todo la composición y montaje, tuvo que ser un auténtico encaje de bolillos.
Me ha gustado, me parece una buena película, pero no creo que sea una obra de arte. Es una muy buena película, que tiene que ser vista y que enseña a ver cine, pero de ahí a considerarse una obra de arte, hay un trecho. Es, sin dudarlo, una obra imprescindible para nuestro cine. Que debe ocupar un lugar de honor. Pero no creo que ocupe el Olimpo de otras de artistas de la época, desde Bardem a Nieves Conde, pasando por Julio Coll, Jorge Grau, y otros muchos.
Pero, insisto, es una obra que debe verse, que tiene que verse y que enseña mucho cine.