La vi hace muchísimos años, en Cabueñes, en Asturias, en un campamento juvenil que organizaba el Injuve (el Instituto Nacional de la Juventud). El día anterior, o el posterior, vi Arde Mississippi de Alan Parker, que me encantó y es una de las películas de mi vida. Tuvo que ser 1992 o quizá 1993, no lo recuerdo con precisión.
Ésta también me encantó.
Su escenografía es estupenda, el guión magnífico (de una novela que Muñoz Molina que ya había leído antes) y los actores en su punto exacto.
Siempre ha visto algo perverso en Terence Stamp, un actor complejo, al que no sabría catalogar del todo. Me gusta pero en algunos aspectos le detesto. Es duro y seco, pero frío como el hielo y desapasionado, lo cual lo convierte en un hombre muy peligroso. No conozco su vida, pero me lo imagino sólo y alcoholizado, pudriéndose por dentro de su carcoma interior.
La chica es la guapísima Patsy Kensit, actriz de una cierta moda en algunas películas conocidas. No es una gran actriz, pero es un gusto verla.
Se acompañan del siempre eficaz y magnífico actor Simón Andreu, un clásico en la filmografía patria de los sesenta, setenta y ochenta, al que supongo que la directora le quizá hacer un guiño.
La recordaba interesante, pero me ha parecido además muy buena. Muy bien lograda, sumamente trabajada y perfectamente ensamblada. Un gran trabajo de dirección.