domingo, 4 de febrero de 2024

§ 3.289. Poncio Pilatos (Gian Paolo Callegari, 1962)

Interesante peplum. Más que interesante. Me parece una gran película, muy del estilo de la época, los años sesenta, tiempo de este tipo de producciones, a caballo entre los temas bíblicos y las aventuras. 
El director es para mi absolutamente desconocido. Un italiano más de una industria en expansión absoluta en aquellos años. 
La dirección también se atribuye a Irving Rapper, director de una película que me encantó, La extraña pasajera, de 1942.
Está bien narrada, tiene pulso, aporta la visión del propio Pilatos -ese es su valor- conformando un retrato interesante y sugestivo. 
Mucho exterior (de cartón piedra, claro), escenarios mil veces vistos en mil películas, gran cantidad de extras, un guión muy trabajado dan un resultado interesante y eficaz.

§ 3.288. Historia de una traición (José Antonio Nieves Conde, 1971)

El planteamiento inicial es interesante. Bello incluso. Imágenes preciosas de un mar embravecido, casas en la playa y chicos y chicas guapos. El relato no se sabe a dónde camina. Se aprecia, desde el primer momento, que estamos en presencia de un drama. Los actores son el discutido Stephen Boyd, Maria Mell, el grandísimo Fernando Rey, el siempre presente en películas de aquella época Simón Andreu, y la guapa Sylva Koscina, que aporta esa guapura del este, caras rígidas, duras, pieles estiradas, ojos abiertos y rasgados. 
Me gustan las casas de aquellas época. Son poderosas y estales. Fuertes y con determinación, ladrillo visto, piedra, solvencia y carácter. El escenario es también un personaje. Y las casas aquí lo son. Como lo es el mar. Duro y seco, bravo e ingobernable.
La cadencia inicial la mantiene durante todo el tiempo. No sale de ahí. Tarde en atacar el asunto principal. Divaga y navega en varios frentes. Pero se deja ver. Tiene gracia. Aunque no es de las mejores de él. Nada comparable a Balarrasa o a Los peces rojos.
Nieves Conde es un gran director. Tiene talento a raudales, obras importatísimas y un conexión especial con su tiempo. Le tengo por un gran director. Estuvo muchos años en el oficio y filmó 25 películas. Es un volumen importante, sin ser desmedido.

§ 3.287. Masacre en el Gran Cañón (Sergio Corbucci, y Albert Band, 1964)

 

Los paisajes abiertos se agradecen en una cinta rodada en interiores, con escenarios tremendamente artificiales.  Se la nota un poco amanerada, artificial, pasada de moda. No tiene ese centro de equilibro que garantiza la pausa en la batalla, el trago justo, la pistola rápida y oportuna. 
Tiene el gran aliciente de ver a James Mitchum. Si, el hijo de Robert. No es, evidentemente, un actor tan bueno como el padre. Y no creo, ni siquiera, que se defienda bien en pantalla, pero tiene su interés. Es, en cierto sentido, amanerado como el padre, pero lo que en él era clase y estilo, en James es parodia y amaneramiento. 
También interviene Eduardo Ciannelli, inconfundible en la serie Johnny Staccato. 
Interesante, pero 'barata'. Le falta mucho para alcanzar a ser una gran obra.

sábado, 3 de febrero de 2024

§ 3.286. Ensayo general para la muerte (Julio Coll Claramunt, 1962)

 

Interesante historia de un director que me ha gustado mucho todo lo que he visto de él. Un vaso de Whisky y Distrito quinto. Dos obras maravillosas, dos películas estupendas. Ésta es algo menos pujante. Pretende ser asfixiante, un poco al estilo de El ángel exterminador, de Buñuel. Pero no lo consigue. Le falta estructura y pero dramático, tensión emocional, guión -aunque tiene giros y requiebros- y ese algo vaporoso que define una gran obra pero que no sé explicar qué es.
Se puede ver, pero me parece que está lejos de las dos obras citadas.
La trama policial no tiene nada de particular, pero se enreda en sí misma con dos focos de atención que, a mi juicio, dificulta mucho el desarrollo de la historia. Los golpes de efecto tienen su importancia, pero no veo que estén bien organizados. Hay momentos en que te encuentras confundido. El recurso de hacer desaparecer a una persona estando la policía presente, pretendiendo tener la perfecta coartada puede ser eficaz si se maneja bien, como casi todos los recursos cinematográficos, pero aquí está algo impostado, queda raro, no funciona. Es demasiado infantil.

§ 3.285. La joya de Shanghai (Zhang Yimou, 1995)

 

Temas 'chinos', a veces no fácilmente comprensibles. Mafia china, lujo y desenfreno tipo 'años veinte' al calor de la riqueza de un jefe de la mafia local. Antes, obviamente, de la revolución cultural. Un canto al lujo occidental más deprimente y decadente, mezclado con la servidumbre tradicional del lujo asiático. 
Los ojos del asistente vislumbran un mundo para el que, obviamente, no está preparado. Todo le deslumbra, el lujo, la grandeza de la casa, las armas, los coches, las maderas y cuadros
Impresionante Gong Li, guapa a rabiar. Pero guapa, guapa. Con unos movimientos suaves y cadenciosos, morbosos y sutiles. Una cara angelical, preciosa, parece de porcelana. Unos ojos grandes y vivaces, y una figura esbelta y proporcionada. Una mujer bellísima.
No es, quizá, la mejor película de Yimou, pero, desde luego, es destacable. Tiene una perspectiva más 'occidental' de la historia. Si sustituyes a 'los chinos' por italianos tendrías una película de mafiosos del Brooklyn con todas las de la ley. Las enseñanzas al niño conducen el hilo narrativo.
Visualmente, como todas las suyas, es atrayente y sugestiva. Con un color muy definido y unos escenarios muy cuidados.

§ 3.284. Pasión prohibida (Amando De Ossorio, 1982)

 

Una película muy de la época del destape en España. Con el único aliciente del morbo por la carne. Pero está bien rodada. Tiene pulso y garbo. No es buena. Es más, es mediocre, pero está bien hecha. 
Los escenarios, especialmente la casa familiar, son especialmente agradables. Aunque hay que decir que siempre me han gustado los muebles castellanos antiguos, los suelos de terraza, las ventanas de madera y la decoración con cuadros de estampas de caza. Es muy hortera, lo sé. Pero me gusta. Y esos escenarios están bien construidos. 
Los actores no están bien dotados, son amanerados y algo histriónicos por momentos.
La temática es básicamente idéntica a No todo amor es hermoso (J. Lee Thompson, 1970). Pero claro en esta interviene Susana Estrada y Emilio Álvarez, y en aquella Susannah York y Peter O'Toole.
No hay por donde cogerla. Todo se conduce a las escenas de destape. No hay otra pretensión. Pero sin gracia. sin interés. Sin verdadero morbo. 
Por decirlo gráficamente, no es buena película pero  técnicamente está bien rodada. Aunque por momento el guión no tiene ni pies ni cabeza, siendo algunas escenas completamente prescindibles.

viernes, 2 de febrero de 2024

§ 3.283. El ataque de los muertos sin ojos (Amando De Ossorio, 1973)

 

Guión del propio director para una producción bien facturada, bien rodada, con buen color, interesante trama -aunque muy como todas las de zombies-, ese picante sexual tan de la época, un ensayo de femme fattale y unos escenarios naturales que se repiten varias veces a lo largo de la cinta. 
Se aprecia la falta de medios y el pobre nivel interpretativo, pero es resultona, y, a su manera, entretenida. 
Supongo que pertenece al género de las películas que se ven con la nostalgia de un tiempo que no va a volver. Y también al de aquellas que se juzgan con benevolencia, más por sus intenciones que por su calidad o resultado.

§ 3.390. Sacco y Vanzetti (Guiliano Montaldo, 1971)

  Una muy buena película, con una crítica dura al sistema político americano, su aversión a los sindicatos libres de trabajadores y a todo l...