domingo, 6 de febrero de 2022

§ 2.606. Domingo de carnaval (Edgar Neville, 1945)

 
Un gran Neville que ya había rodado dos obras de arte: La torre de los siete jorobados (1944), y La vida en un hilo (1945).
Un peculiar costumbrismo madrileño muy particular, un crimen por resolver, una chica guapísima -Conchita Montes-, y un joven Fernando Fernán Gómez que hace de policía deseoso de resolver el crimen para ascender en la policía.
Un tono ligero, no exactamente de comedia ni de vodevil. Un costumbrismo fino y estirado, muy gachí, muy singular, algo amanerado y con un lenguaje un tanto cursi y castizo. Con una policía algo azmilclera y unos serenos sobre los que gira la historia que destilan conocimiento de la calle.
Sólo comprensible para un público muy español y muy madrileño.
Me ha gustado mucho, pero es un tipo de película que difícilmente gustará a un público extranjero. Está llena de giros, retruécanos, ironías, de modismos que sólo comprende un madrileño.

§ 2.605. Cara de ángel (Otto Preminger, 1953)

 

Noir. Auténtico y dramático Noir. Perfectamente narrado, con una carga moral auténticamente demoledora. Los personajes -especialmente la protagonistas femenina- no tienen principios, conciencia, escrúpulos. Él, como en casi todas las de cine negro, es un poco 'tontín', veía la posibilidad de progresar en la vida mediante la amistad o el amor de una niña rica que le involucra en un asesinato. El arquetipo de mujer fatal que hace Simmons es uno de los más creíbles, pérfidos y malévolos de la historia del cine. Mitchum, sin embargo, queda atrás en esa construcción de personajes. Siendo un actor de cine negro clásico, no es éste su mejor papel. 
La película no es "Laura" (1944), pero es que ninguna película es Laura. Laura sólo hay una, y Gene Tierney es una mujer absolutamente irrepetible.
Me ha gustado mucho volver a verla. Ésta debe ser la quinta o sexta vez que la veo.

sábado, 5 de febrero de 2022

§ 2.604. El emperador del Norte (Robert Aldrich, 1973)

 

Propuesta interesante de Aldrich, un director por el que tengo la mejor de las opiniones. Recientemente he visto El asesinato de la hermana George (1968) y La leyenda de Lylah Clare (1968) y me han parecido estupendas, especialmente la primera.
Ésta tiene su aquel, aunque la temática es muy propia de un lugar y un tiempo, alejado de nosotros, de nuestra cultura y nuestros intereses. Con un Ernest Borgnine absolutamente imperial, nunca mejor dicho y un Lee Marvin que no le va a la zaga.
Keith Carradine es el actor menos conocido de los tres, y en el duelo intrepretativo no consigue imponerse a los dos, lo cual es natural.
El reto que plantea no me agrada, no me gustan esos brindis al sol, esas pruebas de supervivencia personal. Las entiendo, y creo que funcionan bien en el Oeste, porque tienen algo de sinsentido, pero en otros escenarios se me hace más difícil de apreciar. El sadismo, además, no es fácil de mostrar en el cine y, sobre todo, es muy difícil de apreciar. Portero de Noche (Liliana Cavani, 1973) sea la que mejor ha expresado ese sentimiento. Pero en esta película, que pretende ser de aventuras y de reto del 'bueno contra el malo', el sadismo está sobrando. Aldrich, no obstante, es un director muy aficionado a la violencia, que a veces expresa descarnadamente. En esta hay un par de escenas realmente muy potentes en ese sentido.
La película me recuerda a El tren de Bertha (Martin Scorsese, 1972) en el ambiente, en el trasfondo de la temática.

miércoles, 2 de febrero de 2022

§ 2.603. Una casa en el fin del mundo (Michael Mayer, 2004)

 

Las películas de adolescentes y para adolescentes no me gustan nada. Además esta en concreto no tiene nada de particular. Es bastante aburrida, sin ninguna particularidad. Ni de fondo, ni de forma. Es planta y poco edificante.
Un viaje emocional por veinte años de juventud, desde una temprana adolescencia hasta bien entrado en la edad adulta.
Un diálogo entre el amor adulto y las ensoñaciones juveniles que, naturalmente, conduce a un pastiche imposible de plasmar con fidelidad en una película.
Las relaciones abiertamente homosexuales entre los protagonistas y el desarrollo de la historia había una especie de triángulo amoroso con una de los vértices con escarceos homosexuales fuera de esa relación triangular que habían construido es el encanto de la cinta. No me parece que la problemática esté tratada de manera inteligente. Se centra en dos cuestiones: el sexo y los celos, cuando, en realidad, pueden observarse otras perspectivas distintas. 
Hay que ver de todo, y esta es una película más, sin más ni más. No me ha gustado.

§ 2.602. Peligro a fondo (Raoul Walsh, 1943)

 

Entretenida película de temática similar a Casablanca. Neutralidad política de Turquia, Nazis que enredan para que no sea así en el futuro, y, por supuesto, una mujer guapísima y un Americano de oscuros sentimientos y pasado algo turbio que, sin saber por qué se ofrece a ayudar a la mujer.
Estética muy cuidada, blanco y negro diáfano.
La presentación de los personajes en pena acción, en vivo y en directo, sin concesiones. La película es un trozo de la vida, que tú ves en un determinado momento, pero antes había sucedido otras cosas y otras sucederán después. Todo en movimiento.
No se comprende bien cuál es el interés del Americano en todo el embrollo, y algunos fallos de guión sí parece tener, amén de las tomas de la maqueta del tren, que son un poco ridículas... Pequeños errores que te recuerdan que lo importante es la ilusión por las cosas. El cine es pura ilusión, ser capaz de transportarte a otro lugar, a otro sitio emocional.
George Raft hace un papel brillante, no muy usual en él. A Brenda Marshall no la hemos visto en demasiadas películas. Sydney Greenstreet siempre hace el mismo papel, siempre. Gordo odioso lleno de dinero y luchando por el poder. Peter Lorre es mucho mejor actor de lo que podría parecer. Aunque sus roles son parecidos, siempre en el borde del mal, tiene una mirada locuaz y hasta cierto punto sincera.
Un Noir como mandan los cánones.

martes, 1 de febrero de 2022

§ 2.601. María Estuardo (John Ford, 1936)

 

He leído -no recuerdo dónde- que era una película que no le gustaba al propio Ford, que la consideraba fallida, poco lograda.
Se hace raro ver a Katharine Hepburn en el papel de reina. Además los arquetipos de mujer fuerte de Ford no parecen adaptarse a su figura. Un carácter especialmente definido, muy determinado. En vez de ver a la Reina ves a Hepburn.
No fue una película que funcionase bien en taquilla, básicamente por la complejidad de la historia -una católica heredera al trono de Escocia, viuda del Rey de Francia que regresa a Inglaterra para reclamar su trono-, y lo alejado de los intereses americanos.
No es una de mis favoritas de Ford, pero se deja ver. Tiene su gracia, está muy bien rodada y constituye una cierta 'rareza' en la filmografía de Ford. Hoy es el día de su nacimiento, y he viso dos películas suyas en su honor.
Además no deja de ser una rareza en su filmografía. Una película de época de Ford. 
Me provoca una cierta hilaridad recordar las críticas que se han hecho a las películas de Ford por su universo femenino, tildándolo de misógino, machista, retrógrado, etc. No aprecian correctamente sus personajes, sus virtudes, sus propósitos. La falta de conocimiento produce prejuicios.
También participan: Fredric March, jovencísimo, Florence Eldridge (que fue la mujer de March durante treinta años) y el muy reconocible John Carradine, que hace un papel muy interesante.

§ 2.600. Tres hombres malos (John Ford, 1926)

Una de las mudas suyas más célebres. Tiene todo lo necesario para ser una gran película. Y lo es. Naturalmente es más difícil de seguir que una película sonora, pero da gusto verla.  Una trama muy del oeste, perfectamente organizada y secuenciada en el tiempo del que dispone. 
Muy interesante es el juego singular que mantiene Ford entre comedia y drama, una mezlca un poco rara, pero que le queda estupendamente. Como también le queda muy bien, aunque sobre el papel pueda parecer lo contrario, la idea de convertir a los malos en buenos, a los pérfidos en protectores. Y al Sheriff en malo. Todo un guiño a la vida misa y a la realidad.
La música que acompaña la película, entre irlandesa tradicional y folk americana, es pegadiza y adecuada a lo que se pretende. Subraya los momentos dramáticos con un piano muy enfático o con un violín algo estridente, componiendo una banda sonora auténtica, muy propia de las películas mudas.
Es consideraba por mucho como una gran obra de Ford, de los mejor de su época silente. No he visto mucho suyo de esa época . Pero, desde luego, esta película, situada en su contexto, con sus medios y las posibilidades técnicas que brindaba la época, es una maravilla.
El actor que más conozco es George O'Brien, uno de los hombres de Ford de toda la via.
Tiene imágenes muy potentes: las carretas quemando la iglesia, o la carrera hacia la conquista de tierras. Potentísimas, de una fuerza dramática innegable.
Me ha gustado mucho.

§ 3.390. Sacco y Vanzetti (Guiliano Montaldo, 1971)

  Una muy buena película, con una crítica dura al sistema político americano, su aversión a los sindicatos libres de trabajadores y a todo l...