domingo, 5 de mayo de 2019

§ 1.623. La diosa (John Cromwell, 1958)

Película de gran complejidad, más de la que aparenta. Película claramente teatral. Pocos actores, intenso guión con diálogos muy trabajados, con intensidad en la interpretación y un sustrato de amargura más que interesante.
Dominado todo por la actriz Kim Stanley, solida interprete de teatro que hizo su debut cinematográfico con esta cinta. No hizo muchas más, veinte dice Filmaffinity que hizo. En algunos momentos el papel le quedaba mal, era mucho más mayor que la niña a la que interpretaba.
Una niña guapa de clase humilde no soporta las estrecharas de su vida en un pueblo y sueña con ir a Hollywood para convertirse en actriz de fama. Conoce casualmente al hijo de un actor algo desequilibrado con el que se casa. La escena con la niña es tremenda, es real, pero tremenda, purísima.
Ella, en el fondo, se comporta cómo lo hizo su madre con ella. Exactamente igual. La niña vive con su padre, al que se la cedió con tres años. No la ha visto nunca desde entonces.
Una ambición desmesurada, propia de caracteres mal formados. El contrapunto lo pone Lloyd Bridges, que, como casi siempre, lo borda.
Su segundo matrimonio es con él, que interpreta a un ex-boxeador de los pesos ligeros. No puede vivir sin la necesidad de medrar, de subir, de progresar, de ser reconocida, de triunfar, pero triunfar desde el aplauso general, no desde su vida completa, no desde la naturalidad de su tranquilidad, familiar o profesionalmente. Ella quiere el aplauso total, la rendición de sus admiradores... ...ella no sabe lo que quiere.
La película rezuma complejidad, profundidad y amargura. La búsqueda de la felicidad es una aspiración muy humana, muy básica, necesaria para vivir, y para entender cómo funciona la vida. Es oscura, deprimente y por momentos dura de ver, desagradable incluso. Apreciar cómo se desmorona el segundo matrimonio, desde el aburrimiento y el hastío, desde la normalidad de la vulgaridad del día a día.
Me ha gustado mucho la complejidad femenina de la protagonista, la tortura interior que soporta por ser querida, reconocía, apreciada. Y cómo en esa búsqueda no hay obstáculo que se le ponga por delante.
A medida que va creciendo profesionalmente se va pudriendo por dentro, endureciendo y perdiendo el alma. El papel de ella es impresionante, lleno de sutileza y vivencias, de matices y requiebros. Me ha gustado mucho.
Cromwell tiene un estilo reconocible, no soy capaz de expresarlo pero me recuerda mucho a Cautivos del Deseo. Esa forma de hacer sufrir, ese encanallamiento de las relaciones, la profundidad erosionante del día a día.

§ 1.622. Platoon (Oliver Stone, 1986)

La recordaba distinta. Más apegada a la visión del general, y, la verdad, me ha gustado su apreciación desde la visión del soldado. El de reemplazo, el normal el que todos queríamos ser en ese tipo de guerra

jueves, 2 de mayo de 2019

§ 1.621. Al filo del mañana (Doug Liman, 2014)

Pues, sinceramente, las películas de ciencia ficción no me agradan, generalmente. Pero esta sí tiene algo. 
Para empezar la idea de un desembarco, como el de Normandía pero para pelear contra alienígenas, no contra Nazis, forma paródica de llamar extraños a alguien con quien convivíamos en la gran Europa. Los enemigos son una especie de arañas.
La otra cosa interesante es que, como si de un videojuego se tratase, el protagonista muere una o otra vez al comienzo de la batalla hasta ir perfeccionando cada vez más su forma de luchar, su forma de seguir jugando, como si se tratada de usar pantallas de un juego de ordenador. 
Es un juego divertido en el que aprender a jugar es aprender a sobrevivir. Sobre todo porque aprende que para cambiar el destino de sus primeras muertes debe hacer cosas distintas. Por eso, cada vez que cambia su forma de comportarse suceden cosas distintas... Es como si se tratase de una alegoría del aprendizaje. Haces una cosa, no sale bien, lo intentas de otra manera, tampoco... hasta que aprendes de manera definitiva.
Pero lo interesante es que no terminas de jugar hasta que ganas, pero, a diferencia de la vida real en la que no sabes que tienes más oportunidades, en este juego sí sabes lo que ocurre, que vas a repetir una y otra vez la misma historia, la misma situación, las mismas oportunidades.
La repetición de los mismos actos para la realización de los mismos problemas no es una solución razonable.

miércoles, 1 de mayo de 2019

§ 1.620. Vivir de noche (Ben Affleck, 2016)

Historia muchas veces contadas, pero en manos de Ben Affleck nueva mejor. He visto dos cosas suyas antes, Adiós pequeña adiós (2007) y Argo (2012), las dos magníficas. Este no es tan buena como cualquiera de aquellas. Está muy bien trazada, desde el principio al fin, con un guión muy trabajado que, a pesar de los varios cambios que tiene de escenarios y personajes no aburre ni confunde.
El ascenso y caída de las bandas y las venganzas internas que provocan todas las guerras tienen sus consecuencias que él domina durante un tiempo. Cae en desgracia, se ofrece al rival de quien le ha hecho daño y todo vuelve a cambiar. Del ron a los casinos, de lo ilegal a un negocio completamente legal, el sueño de todo mafioso, pasando por el Ku-Kus-Clan, todo un poema, toda una alegoría de para qué sirve la mafia.
Él como actor funciona bien, no tiene muchos registros, no es sutil ni tiene una capacidad de representar varios personajes -siempre es el mismo- pero funciona.
La chica negra no sé como se llama, quizá sea Zoe Saldana, pero no estoy seguro.
Es un poco larga, como todas las suyas recuerdo, pero en esta en concreto sobran minutos, aunque esa es una percepción que tengo con muchas películas, la mayoría.
El tratamiento de la violencia no es larvado sino explícito, pero no se regodea en él. Forma parte del argumento de la cinta, y no se puede eludir para contar la historia.
Está bien, es buena, se deja ver y tiene buen fondo.

martes, 30 de abril de 2019

§ 1.619. Ike. El desembarco en Normandía (Robert Harmon, 2004)

Un telefim para la televisión de eso que, la verdad, están perfectamente hechos. Muy bien narrado, con intensidad creciente y con un fondo histórico real y cierto. 
Tom Selleck está soberbio, una de sus mejores interpretaciones. Sobrio, contenido, maduro, correcto. No es nada histrionico, deja hablar a sus colaboradores, y no es soberbio, no es arrogante y no pretende tener razón, sólo quiere ganar la guerra con el menor coste posible en vidas humanas.
La lucha por el poder militar en la trastienda está bien narrada. Era natural que Montgomery quisiera gobernar el desembarco, pero probablemente el mejor capacitado para aglutinar el mando en torno suyo fuera Dwight ”Ike” Eisenhower. EE.UU. ponían más hombre, más material, más dinero, más medios, más muertos... Y ese tipo de 'argumentos' pesa en las decisiones políticas a tomar en torno al ejercicio del mando.
Hay una gran verdad que dice el Primer Ministro Británico Winston Churchill al comienzo de la cinta: te entregamos el máximo poder militar de la historia, la capacidad concentrada en una sola persona.
Dura lo justo y muestra lo que tiene que mostrar, no se hace pesado y puede verse por segunda vez. De hecho ya la he visto porque la tengo fichada, pero antes de comenzar el blog, antes de mayo de 2012, hace como poco siete años. No me acordaba de ella, pero cuando la compré tenía claro que era una buena elección.
Me ha gustado. Está bien hecha y responde bien a lo que se espera de ella.

lunes, 29 de abril de 2019

§ 1.618. El león (Jack Cardiff, 1962)


Película de aventuras en África. Con un guión un tanto enrevesado, aunque con paisajes y estructura muy clara y bien trazada. El padre de una niña es llamado por su ex mujer para que regrese a Africa a recoger a la hija en común y poder cuidarla fuera de allí, en Europa o EE.UU. La niña en una especie de salvaje que ha adoptado un león, ya adulto, que va a visitar varias veces para jugar con él. Un argumento un poco enrevesado, para que funciona más o menos bien.
El director, Jack Cardiff fue, al parecer, un gran cameraman, que trabajó para los mejores directores de la época y consiguió por Narciso Negro un Oscar por la fotografía. Alternó siempre trabajados de director y de director de fotografía, tuvo una vida muy larga y fue bastante considerado y premiado.
Sólo había visto dos películas suyas: Los invasores (1963), y Último tren a Katanga (1968). La primera mejor que la segunda.
La película funciona por William Holden, y Trevor Howard, con una protagonista femenina Capucine, y la niña es interpretada por Pamela Franklin. Trevor Howard es el segundo marido de la madre, quien a adoptado a la niña y el propietario de un rancho en medio de la selva africana, en donde la niña crece y se desarrolla en plena naturaleza. La madre juega un papel extraño, no se sabe por qué ha mandado llamar al padre de la niña, si por ella o porque su ruptura todavía no le ha olvidado. Parece querer más a su primer marido que al segundo.
Los paisajes son espléndidos, sin duda alguna rodados en África, en Kenia, en Tanganica según se precisa al comienzo de la cinta. Un color brillante, en el formato cinemascope que queda muy bien en el cine, pero quizá algo peor en casa, en una televisión que tiene que funcionar con el zoom. 
Holden y Capucine se hicieron amantes, al parecer, en esta película.
Se deja ver, no se hace pesada, pero el drama que gira alrededor del león y la niña no se sostiene mucho. Quizá un metraje algo más contenido hubiera sido más apropiado. Además, tal y como se representa el león es inverosímil la situación. Es un león enorme, adulto absolutamente, con una niña muy pequeña, de unos 8 ó 9 años.

domingo, 28 de abril de 2019

§ 1.617. El Dorado (Howard Hawks, 1966)


Una obra de arte. Cada vez me gusta más, y cada vez la veo más interesante que Rio Bravo, de la que es prima hermana.

§ 3.779. Rogue One: Una historia de Star Wars (Gareth Edwards, 2016)

Una superproducción de Hollywood en la franquicia Stars Wars. No soy mucho de esta saga, pero he de reconocer que luce espectacular. En el c...