Estas películas, en donde se van enlazando historias individuales, encadenándolas sin ningún sentido predeterminado y que no van a ningún lado por sí mismas, pues la verdad, no me gustan mucho. No entiendo el propósito, ni creo que en realidad tengan un fin en sí mismo. Puedes ver setenta y cinco horas de estas circunstancias y seguirías igual, preguntándote para qué hace eso el director y a dónde va la película. Es cierto que cuenta historias de personas que se conducen en la vida emparejadas a otras, dos policías, dos ladrones, y que curiosamente quien al principio de la película parece más malo al final es mejor persona, y al revés... Pero nada más provechoso.
Lev Stepanovich era un contador de historias ciego que la abuela de León Tolstoy tenía a sueldo en la casa familiar. Era legendaria su capacidad para contar cuentos... manipularlos, hacerlos una y otra vez de manera diferente... Eso pretende este Blog, contar cuentos... de manera creible.
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