Pues sinceramente, no sé dónde está la película de culto que
anunciaba la portada, los protagonistas y la trama. No me ha gustado nada. Nada
de nada. El único punto de la película interesante se comprobar cómo Lino
Ventura tiene la misma pose, exactamente la misma pose e interpreta el mismo
papel, exactamente el mismo papel que en Ascensor para el cadalso.
Lo demás es prescindible. Incluso el sobrevaloradísimo Alain
Delón. Plano como él sólo, con esa mirada que parece necesitar gafas, ese
entrecerrar los ojos un poquito para enfocar, esa tensión artificial que
propone, esa pose entre pijoaparte parisién y golfillo de Nápoles. Malo,
malísimo actor. Qué hubiera sido de él en el cine si no viésemos siempre a
Schneider con él, eso ya son palabras mayores, muy mayores, bellezas clásicas,
intemporales, mujeres con caras de porcelana.
La película, pues una más de robos de mafiosos en varios
países, con cuernos de por medio y tiros al final. Entretenidilla, sin más,
pero nada recomendable, al menos para el tipo de película que me gustan.
Comparar, por ejemplo, este bodrio con la que musicó Miles Davis es un insulto
a la inteligencia de lo tres: Male, Verneuil y el que les escribe.
En definitiva, un
producto comercial poco edificante, aunque seguramente muy vendido en su
momento.
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