sábado, 7 de junio de 2025

§ 3.875. Hay un camino a la derecha (Francisco Rovira Beleta, 1953)

La delincuencia como camino y esperanza vital. Una vida normal, un trabajo normal, una esperanza normal. Que se ve alterada por la pérdida del empleo, la precariedad económica, la falta de esperanza y de futuro.
Un tema muy clásico, bien rodado, bien narrado, con una evidente carga moral acorde al ideario del régimen, naturalmente.
Tiene un punto de neorealismo italiano, por la norma de presentar los personajes, de rodar, de mostrar la realidad, por la forma de abordar la temática.
Pertenece a la trilogía del delito del director, junto con El expreso de Andalucía (1956) y Los atracadores (1962).
Muy bien Francisco Umbral, verdaderamente magnífico, además de un gran actor guapo de verdad. Un hombre verdaderamente guapo. En ese momento tenía 27 años y era una de sus primeras películas, la décima, más o menos. Otro actor que trabajó como un animal, a lo bestia, a destajo. Seguramente ganando un buen dinero, nada que ver con lo que se gana ahora en el cine, pero un buen dinero.
Julita Martínez es la protagonista. Una actriz clásica, de las de siempre, nacida en 1931, todavía viva, y que trabajó muchísimo, tanto en cine como en teatro y el televisión.
La cinta va como anillo al dedo al código moral de la época. Vida con pocas esperanzas laborales, malas influencias de amigos y familiares, crimen (supuestamente) perfecto, delito, pena, redención, perdón, esperanza. 
Funciona, es interesante, se ve perfectamente y está muy bien rodada. Buen director, con oficio y talento.

§ 3.874. El ojo en la oscuridad (Umberto Lenzi, 1975)

 
Un Giallo italiano clásico rodado en Barcelona, con una simbología clásica, un método ortodoxo y una técnica depurada. Un cineasta de siempre, que sabe hacer lo que tiene que hacer y lo hace. 
Un poco lo de siempre, pero es que el género no da para más. la originalidad no es infinita, y es un género en donde abundan la mediocridad. Es, en realidad, un género mediocre. El drama, los históricos, dan para más. Parecen dar para más.
Un thriller clásico en donde lo peculiar es saber quién es el asesino y para qué hace lo que hace. Lo de por qué lo hace, es casi lo de menos. Porque no tiene explicación.
Excusa para ver algunos edificios peculiares de Barcelona, alguna chica guapa y poco más.
De las cuatro películas que he visto de Lenzi, es la menos brillante. Es la más vulgar.

viernes, 6 de junio de 2025

§ 3.873. Top gun: Maverick (Joseph Kosinski, 2022)

 


§ 3.872. María, matrícula de Bilbao (Ladislao Vajda, 1960)

Cualquier comparación con "Capitanes intrépidos" (Victor Fleming, 1937) es una ofensa. Por más que la trama tenga alguna conexión o que ambas se desarrollen en un barco y sirva éste de enseñanza vital a un niño que evoluciona en el viaje de forma más deprisa y con más solvencia que de cualquier otra manera posible.
Los líos en los que se mete el niño son los propios de la edad, de la edad de aquellos años de aquellos niños.
Seguro que se pretendió con una forma de mostrar un camino de superación a los jóvenes, la época era propicia a ello, y en algunos momentos se muestran ciudades, barcos, una portaviones norteamericano, etc.
Bueno. Se puede ver. Pero no tiene dos visionarios. Tiene un cierto matiz antiguo, pasado de moda, fuera de estos tiempos. Es una película que ha envejecido mal, muy mal. Que no se puede ver con los cánones actuales, hay que verla en su tiempo y lugar. Como muchas otras cintas, por otra parte. 
Vajda es un artesano que sabe lo que hace.

§ 3.871. Ana y los lobos (Carlos Saura, 1973)

Interesante película, peculiar, algo mórbosa, extraña y, a la vez, tierna en su singularidad.
No es exactamente una crítica social. No pretende exponer diferentes tipos de 'personas' y asociarlas a una determinada conducta, a un tipo de comportamiento, a un tipo social, cultural o político. Es evidente que tras esa aparente simplicidad se esconde una crítica dura a la burguesía española desocupada y hacendada. A ese tipo de sociedad incapaz de crear, que vive de las rentas y que siempre añora tiempos pasados porque los cree mejores. Cualquier cambio en ese status quo se interpreta como una agresión, no como una evolución.
Son personas a las que le ocurren cosas en un ambiente cerrado, claustrofóbico y asfixiante.
La bondad de la institutriz es incapaz de sobreponerse a la rareza del espacio en el que se desenvuelve. Un ambiente tóxico, a veces morboso, a veces incluso erótico y sexual.
La pasión sexual que levanta la institutriz en todos los varones de la casa es peculiar. Cada uno lo vive de diferentes manera, pero todos los hermanos experimentan la pulsión de diferente manera. A veces callada, a veces con palabras, a veces con gestos. 
Interesante reflexión sobre la madurez sexual y lo perturbado que puede ser un ambiente nuevo cuando se introduce una pieza no prevista en el tablero.

jueves, 5 de junio de 2025

§ 3.870. Fantasía... 3 (Eloy De La Iglesia, 1966)

Debut cinematográfico del director que, a mi juicio, mejor representa el cine en la transición política española. Irreverente, libre, transgresor, creador, cineasta, y muchas cosas más, algunas al día de hoy proscritas por la ley e incluso mal vistas por la sociedad. Y no me refiero a su condición o gustos sexuales, sino a otras cosas, fáciles de deducir por cualquier lector.
A mi me encanta. Tiene obras magnificas, llenas de creatividad, de energía, de burla y coña, de miedo y sagacidad. Desde esta, que me parece su peor película en 1966 hasta "Los novios búlgaros" que fue su despedida en 2003, aunque desde "La estanquera de Vallecas" en 1987 no había rodado nada para la gran pantalla, sí algo para la televisión en coautoría.
Tres historia distintas, tres cuentos infantiles, tres cortometrajes distintos, de fantasía de época y de misterio.
No me ha parecido gran cosa, no me ha motivado mucho. Nada que ver con sus siguientes obras, mucho más creativas y brillantes.

miércoles, 4 de junio de 2025

§ 3.869. Godland (Hlynur Palmason, 2022)

 
Me enfrento con una obra de dos horas y dieciséis minutos, lo que considero un metraje descomunal, sólo al alcance de los mejores cineastas, de los más dotados.
Una historia dura, seca, de las que te dejan sin aliento, basada en los detalles, en las pequeñas cosas, en lo que se percibe con atención.
Como historia, la verdad, no tiene nada de particular, pero como espectáculo visual es impecable, y muy recordable. Acostumbrado a apreciar los paisajes del oeste, secos, áridos y duros, la visualización de éstos es una auténtica maravilla, un descanso, un goce nuevo, verde, hielo y estéril.
Desde ese punto de vista, es una maravilla. Pero las películas no se clasifican por su belleza visual, no sólo por su belleza visual. Tiene que tener trama, estructura argumental, narrativa, personajes y vida, gente a la que le ocurren cosas, buenas o malas, pero cosas. 
Aquí está el hombre enfrentado a un entorno hostil, por bello pero también por agreste y salvaje. Peligroso de otra manera a la usual.
La supongo rodada en Islandia, naturalmente. Y tal y como la veo me parece un país prodigioso, verdaderamente interesante, sobre todo para los naturalistas y los amantes de los paisajes.
Cada plano es un goce visual, una explosión de color, una aventura de color.
Es inevitable acordarse de Dreyer, y este señor no rueda como él, Ni mucho menos. La atención a los personajes es muy distinta, aunque también el paisaje, que en Dreyer es totalmente secundario. 
Me ha gustado, pero no me parece una obra de arte. Además de los paisajes, de las peripecias vitales frente a los elementos, la cinta adolece de relaciones personales. La frialdad que mantienen entre sí los protagonistas no deja lugar a dudas de lo que quieres el director, pero el espectador no es suficiente el goce visual. Esto no es un documental, pero bien podría serlo. Tierra de hielo y lava.
Me ha dejado un tanto frío. Será una película que recuerde con los años, por la belleza de los personajes, pero no por la historia que anida en ella.