sábado, 25 de mayo de 2024

§ 3.410. Bámbola (Bigas Luna, 1996)

 

Tenía ganas de verla. Estuve a punto de entrar en el cine cuando se estrenó, pero no fui. La verdad, el genio creativo de Luna ya había pasado cuando hizo esta película. No es Caniche, ni Bilbao, ni Jamón, Jamón, ni Las edades de Lulú. Es otra cosa, entre cine quinqui postmoderno y nueva ola. No sé. Se puede ver, claro, pero no es lo que esperaba. 
Tiene un punto de Brass, pero sin gracia y sin la gran capacidad de sugestión que tiene el italiano. No consigue hilvanar el drama erótico ni la historia personal de la protagonista. No tiene la garra, el gancho y la gracia de las cintas de Tinto, quedando en una tierra de nadie, medio exhibicionista pero sin provocación. Un resultado bastante vulgar, por momentos chabacano y zafio. Nada consistente. Me ha sorprendido por mala. Nada sugestivo ni interesante.

§ 3.409. La legión invencible (John Ford, 1949)

 


viernes, 24 de mayo de 2024

§ 3.408. Detective privado (Michael Winner, 1978)

 
No es, obviamente, la versión de El sueño eterno (Howard Hawks, 1946) pero no está nada mal. Un reparto de absoluto escándalo: Robert Mitchum, Sarah Miles, Richard Boone, Candy Clark, Joan Collins, Edward Fox, John Mills, James Stewart, Oliver Reed, Harry Andrews, Colin Blakely y Richard Todd. No todas las estrellas intervienen en toda la película. Concentran el metraje en una o dos escenas que les lleva uno o dos días y así pueden figurar como grandes estrellas pero sin que el coste sea desproporcionado. Joan Collins, por ejemplo, sólo aparece en dos escenas, la de la librería que en la original hace una guapísima, pero guapa de verdad, Dorothy Malone, que no llevan más de un minuto cada una, si acaso. Edward Fox rodó sus planos en no más de media hora.
Por momentos los diálogos son absolutamente idénticos, y también sigue escena por escena el desarrollo de la original. Con matices, claro, no es exactamente una copia escena por escena, como se ha hecho con algunas películas clásicas (recuerdo una copia de Psicosis, pero olvidé quién la dirigió).
Qué presencia la de Mitchum, qué empaque, qué determinación... 
Me ha gustado, pero no es aquella. Lo que sí creo es que esta es menos "liosa" que la original, en la que hay un momento en que está confuso con el guión, las idas y venidas de los personajes, etc. Esta es más 'plana', más sencilla, pero también es meritoria. 

§ 3.407. Asfixia (Clark Gregg, 2008)

 

Transgresora, rompedora, diferente, innovadora, colorida, mala... No me van este tipo de películas. Entiendo que tienen su público, pero no son para mi. Una estructura nada convencional, con un formato estético singular -no diré que extraña, pero sí peculiar-, un guión que cuenta una historia extrañamente diferente y unos actores sencillos que hacen lo que pueden con una historia que no lleva a ninguna parte.
No me ha gustado. Pero seguro que tiene su público, y que éste es fiel a este tipo de cintas. La veo más tributaría de Godard que de Ford, por decirlo claramente, aunque no tiene ni la calidad estética ni el tono dramático y trascendente de algunas películas de ese movimiento.
El novelista, al parecer, es famoso por ser el mismo autor que la novela que sirvió para el guión de El club de la lucha (David Fincher, 1999). 

miércoles, 22 de mayo de 2024

§ 3.406. Fríamente... sin motivos personales (Michael Winner, 1972)

 

No sé. Después de Los últimos juegos prohididos me animé con Winner, que creo que pueden tener cosas, pero la sensación que tengo es que su tiempo pasó, que sus películas se comprenden y aprecian en un momento y lugar muy concreto, esa América depauperada de finales de los setenta (aunque ésta de principios) que no había superado todavía el trauma de Vietnam y que necesitaba un nuevo rumbo en su vida y también en su cine. 
La película tiene su gracia, y por momentos interesa, pero tiene demasiado metraje y no consigue que entres de verdad en la historia de la colaboración del asesino veterano con el joven. 
Interesante, sin más. Y a medida que avanza encuentra su lugar en esas que parecen todas iguales. 

domingo, 19 de mayo de 2024

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

 

Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad. 
Vista con perspectiva se ha quedado un poco antigua.
Muy amanerada, algo acartonada. Incluso los actores no están tan expresivos como en una película. Alfredo Landa está hasta vulgar. Un personaje que hace de sí mismo pero que refleja un tipo de hombre no sólo que ya no se lleva, sino que probablemente nunca se ha llevado. Varonil pero rústico, escaso de palabra y firme de convicciones.
Concha Cuetos está espléndida, pérfida, ambiciosa, malvada, cruel... Carlos Larrañaga también está muy bien. Y Eduardo Fajardo, haciendo de un playboy español cincuentón pero con fondo y solemnidad. Emma Suárez, Nadiuska... Fernando Hilbeck, Walter Vidarte.
La serie es imperfecta, pero tiene un encanto especial. Interesante por la temática y bien desarrollada. 13 capítulos en una sola temporada. Cortito y al pie.
Me ha encantado.

3.404. El Hombre que mira (Tinto Brass, 1994)

Una más de brass. No tiene esa facilidad para contar historias que se le aprecia en otros momentos, en otras películas. Ese ambiente nazi y depravado tan cercano, al menos en lo estético, o al menos así me lo parece a mi, a Visconti y toda la potencia de su La caída de los dioses (1969).
Tampoco tiene la gracia de esas otras cintas que ha hecho sobre la Italia de los sesenta y ese erotismo campestre y rural de mujeres italianas metidas en kilos pero bellísimas...
Esta es, sin más, una película erótica semi pornográfica. No tiene ni una gracia ni la otra. Realmente me ha aburrido bastante.
Me parece una película fallida. Los muy fan del género quizá no la consideran así, pero no es de las mejores de Brass. Es de las peores.
Hay una marca en Brass que se repite siempre, un plano de una cama que ocupa toda la pantalla, a media altura, con la cama hecha y un cabecero bonito y  colorido.

$ 3.932. Blade Runner (Ridley Scott, 1982)