Película de aventuras que podría recordar, perfectamente además, a Raoul Walsh. Hombre con pasado que intenta redimirse, no se sabe por qué, de algo que le atormenta. Intuyes que puede ser una mujer, o un asesinato, algo terrible en todo caso.
Bien narrada, detallista, con un guión que va mostrando las cosas poco a poco, con tintes exóticos y es trasfondo romántico que endulza las tramas y hace aflorar sentimientos encontrados y rivalidades entre los personajes. John Wayne enfrentado con Luther Adler y la chica que es Gail Russell componen los vértices de la estructura argumental de la cinta. Personajes bien definidos y con esquemas muy elementales, como se predica del género de aventuras.
Es la mejor película que he visto del director hasta ahora: El último Gánster (1937), Batallón de construcción (1944), Prueba heroica (1949), El gran Jim McLain (1952), y El Gavilán pistolero (1963). Ruso de nacimiento, hombre emigrado a EE.UU. director que transitó del silente al sonoro, y probablemente un gran hombre de la industria. 37 películas son muchas para ser un outsider.