miércoles, 19 de octubre de 2016

LOSEY, Joseph. La larga noche (1951)

Rara, poco convencional. No me ha parecido una gran cinta, sobre todo porque la temática me echa para atrás. Pero es una película típica para ser visitada por un adolescente, sobre todo si un poco rebelde. No es que sea una aportación del género, o del subgénero, pero sí puede verse en clave de formación propia, de evolución de uno mismo.
Pero no me ha gustado especialmente. Sin duda tiene obra mayores el director.

martes, 18 de octubre de 2016

LEAN, David. Amigos apasionados (1949)

Extraordinaria. Realmente magnífica. Muy bien rodada, muy bien narrada, excelentes diálogos, interpretaciones contenidas, especialmente la de la Ann Todd, que está bien, aunque demasiado lánguida, sin que asuma las consecuencias de sus actos de ninguna manera. Es un juego para ella, en el que se encuentran involucradas muchas más personas, que produce daño, pero para ella es simplemente un juego.
La trama triangular plantea un debate más que antiguo absolutamente tópico. ¿Qué es el amor, pasión o seguridad?. Desde luego los dos extremos están aquí tocados con naturalidad.
La inmadurez con la la mujer se plantea su vida es de una sencillez pasmosa. Pero la verdad es que estos planteamientos con así.
Me recuerda a una película de Rosselini, que ahora no recuerdo el título pero que plantea un drama amoroso también muy intenso, aunque desde otra perspectiva. Allí era el final del amor, el agotamiento natural que se produce con el paso de los años, aquí, más sencillamente un triángulo amoroso.
Claude Rains está muy bien, pero no es papel, no es el mejor actor posible para este papel, aunque es sobrio e intenso.
Trevor Howard es probablemente el mejor de los tres, el que mejor hace su papel, por otra parte el más fácil.
Gran película, de un gran director.

lunes, 17 de octubre de 2016

HUMBERSTONE, H. Bruce. Diez forajidos (1955)

Una del Oeste más. Con un clásico del género, Randolph Scott. Corta, rápida, con trama típica, disparos, traiciones, mujeres con el canon Ford y demás...

viernes, 14 de octubre de 2016

WELLES, Orson. Otelo (1952)

Las primeras imágenes son magníficas, y son, sin lugar a dudas, un antecedente de lo que más tarde vemos en Bermang. Ese silencia, esos blancos y negros, esas caras iluminadas. 
La trama es, como no, un texto de Shakespeare. El monstruo de los celos debe ser algo terrible, y aquí se exploran con verdadera fruición. Hay algo que ocurre al que tiene celos, que quiere creer y quiere sufrir, y esto es lo que el Moro de Venecia hace a la perfección. Es capaz de transmitir la angustia que siente queriéndola sentir.
Me gusta porque es de Welles, por la fisonomía de la cinta, por cómo aborda los temas, y cómo los filma. Pero no creo que sea de sus mejores obras. Tiene varias más mucho mejores. Sin duda. Sin ser una obra menor, que no lo es, no es una obra mayor.
Puede verse, además, como una obra de teatro, por lo limitado de los personajes, la importancia del diálogo y la escasez de escenarios.

jueves, 13 de octubre de 2016

BRABIN, Charles. El monstruo de la ciudad (1932)

Muy antigua. Está bien, seguramente marcó un canon propio en este tipo de películas, pero ahora, tras ver la misma trama en cientos de películas ésta se ve un poco deteriorada por el paso del tiempo.
Walter Huston lo hace bien, muy bien. Y Jean Harlow hace de rubia platino, platino de verdad.
Normalita, en general.

miércoles, 12 de octubre de 2016

MARIN, Edwin L. Fort Worth (1951)

Una más. Pura Serie B, pero con algo. Un gran actor del género, una trama atractiva y un metraje civilizado. 80 minutos entretenidos, sin más.

martes, 11 de octubre de 2016

LEVIN, Henry. La culpa de Janet Ames (1947)


Excelente drama psicológico, muy bien tratada, muy bien expuesta, con un tono magnífico, un guión espléndido y unas interpretaciones muy comedidas.
Me gustan este tipo de recovecos de la mente que sirven para justificar una novela, una película. Algo pasa en nuestro interior en algunas ocasiones y se desplaza hacia fuera. Somos capaces de esconder en nuestro interior muchas cosas, tapar nuestra culpa reorganizando nuestra mente, justificando actuaciones varias, enterrando el pasado, previendo el futuro.
Me hubiera encantado ser psiquiatra, ser capaz de inmiscuirme en la mente de otras personas, ayudarlas a superar acontecimientos del pasado, intelectualizar lo que está dentro del tiesto.
La película trata las cuestiones con profundidad, sin ligereza, con tono. No plantea una gran crisis de identidad o un profundo problema enterrado, un trauma tremendo, generalmente sanguíneo, que aconteció en el pasado. Es algo más sencillo: una mujer llora al marido muerto, a pesar de no quererle demasiado en el pasado. Eso le impide tener una vida normal, continuar con su caminar, sola en este caso.
Uno de los compañeros militares de su marido la ayuda a superar el trauma, y ella, a su vez, a superar el de él, que se siente culpable por haberle obligado a tirarse sobre una granada que había caído en su trinchera.
Me gusta mucho Melvyn Douglas. Es sereno, tranquilo, con una estética clásica, gran domino de las tablas, buen fondista.
La belleza de Rosalind Russell es todo un clásico, una angustiosa serenidad, un sentimiento contenido, retraído. Lo hace bien, muy bien, es capaz de imprimir una mirada melancólica muy interesante. Me parece que es una actriz muy decente, muy sobria.
Levin es un gran director. Sólo he visto tres películas suyas, pero las tres muy interesantes. Tengo otras dos suyas, una del oeste y otras dramática, y las veré en breve.