Lev Stepanovich era un contador de historias ciego que la abuela de León Tolstoy tenía a sueldo en la casa familiar. Era legendaria su capacidad para contar cuentos... manipularlos, hacerlos una y otra vez de manera diferente... Eso pretende este Blog, contar cuentos... de manera creible.
miércoles, 28 de agosto de 2013
lunes, 5 de agosto de 2013
DMYTRYK, Edward. Los insaciables (1963)
Despreciativo, arrogante, brillante, a veces genial, pero siempre superficial, irreflexivo y carente de la más mínima empatía. Rico y millonario, pero despreciable en el trato con las personas, amigas o enemigas, cercanas o lejanas.
Buenos actores, guapas mujeres, razonable diálogos y aunque de metraje alto, 151 minutos, no se hace nada pesada, al contrario. Si lo hubiera extendido más tendríamos un telefilm.
No entra dentro de las buenas obras de Dmytryk, pero se deja vera, y comparándola con los dramas actuales, tan carentes de fondo, se proyecta como una buena película, sin más.
domingo, 4 de agosto de 2013
ROBSON, Mark. El albergue de la sexta felicidad (1958)
Siempre he tenido a Bobson como un muy buen director. El premio e ídolos de barro son dos muy buenas películas, que se complementan con Más dura será la caída, muy buena cinta sobre la verdad del boxeo.
La vida de la misionera Gladys Aylward es llevada a la pantalla con gran libertad, tanta que su real protagonista no reconoce gran parte del tratamiento dado a su personaje, especialmente las escenas de amor, castísimo, por otra parte, entre ella y un coronel del ejército chino. Seguramente es una licencia cinematográfica para poder llevar adelante la película de un metraje notable.
En todo caso es una muy buena película, con algunos momentos de decaimiento pero muy interesante, sumamente emotiva y conmovedora por momentos. La fuerza, la determinación, el poder interior, el coraje, el carisma, la lucha, la potencia, el yo interior está más o menos conseguido. Una mujer muy luchadora en un mundo tremendamente diferente al propio de origen.
Los hechos básicos de la película son totalmente reales, lo que le da a la cinta una fuerza peculiar.
La interpretación de Ingrid Bergman es total: pocas películas mantienen al protagonista tantísimo tiempo en el metraje. Y no lo hace mal, todo lo contrario. Quizá esa cara tan angelical no pegaba demasiado con el personaje real, pero está muy bien conseguida la dramatización. Curt Jungers hace un papel muy contenido, muy bien logrado, aunque algo inexpresivo en algunos momentos. Yul Bryner hubiera bordado el papel.
El resto de la historia hay que verla para entender el título de aquel libro de los años setenta de gran éxito: Cuando China despierte. Pues bien, hoy día ya ha despertado, y con gran hambre.
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