sábado, 12 de enero de 2013

FLEISCHER, Richard. Barrabas (1962)

   Sí, es cierto, Anthony Quinn puede soportar cien minutos de metraje continuo él solo en la pantalla. Es cierto. Nunca lo he dudado, pero en esta película es muy palmaria dicha realidad.
   Historia más que interesante la de Barrabas, ideada por Par Lagervit un novel fines de mediados de la década de los cincuenta, quizá 1952 o 1953. Su historia es bien conocida, bandido indultado por el pueblo en vez de Jesús sufre toda su vida por encontrarse a sí mismo negando que presenció lo que presenció e intentando volver a creer en algo en lo que nunca ha creido. Esclavo de una mina de azufre, trabajador del campo, gladiador en el imperio sobrevive a todo, y adquiere fama de hombre inmortal.
   Al final de todo mata a Jack Palance en versión desquiciada de gladiator ajusta cuentas (verle sonreír por cierto, no tiene precio) y es liberado por el emperador el día que roma arde. En su desajuste personal ayuda a la quema de la ciudad al haber entendido, erróneamente, que eso era lo propio que deberían hacer los cristianos. Es arrojado a prisión en donde ellos estás por esta falsa causa y comprende al final lo que Unamuno denominó la agonía del cristianismo. Al final, como no podía ser de otra forma, muere crucificado.
   Buena película producida por Dino de Laurentis, con actores más que interesantes, bien narrada, y convertida con los años en un Peplum interesante.

jueves, 10 de enero de 2013

SIRI HUSTVEDT: Elegía para un americano, Anagrama, Compactos, 2010, 388 pg.

     Pues me ha sorprendido, y para bien. Al principio me pareció una novela de una fuerza terrible, descomunal. Su propósito era titánico: narrar al hilo de un texto que se supone manuscrito encontrado de la vida de un padre recién fallecido, intercalar las historias personales de su mujer y de sus dos hijos, principalmente, uno de ellos siquiatra divorciado, y la otra viuda de un escritor famoso recientemente fallecido a quien la están haciendo chantaje por unas cartas que escribió a su amante, de la que, al parecer, tiene un hijo varón.
     Las primeras cien páginas son estupendas, rápidas, muy bien trazadas, tremendamente fuertes... a partir de ahí la cosa se complica, comienzan a desparramarse letras sin demasiado sentido, se cruzan dos historias de amantes del hijo, una de color y la otra una compañera de trabajo que dificultan bastante la introspección interior que pretende buscar el personaje de la novela a través de la lectura de las cartas de su padre y del secreto que esconden: el enterramiento en la finca familiar de un niño nacido muerto, que sólo muy al final de la novela tiene aparición real.
     Sinceramente, si tuviera ciento cincuenta páginas menos tendría mejor coherencia interna, más estructura de novela de encuentro consigo mismo.
     Tengo que leer más de Siri Hustvedt, a ver si mi apreciación es real o no, si continuo entendiendo que escribe bien pero que sobre actúa, o, por el contrario, que se encuentra en sus justos límites. 
     La fama le llega, no hay que olvidarlo, por ser la esposa de Paul Auster. A mi parecer, de mero aficionado nada profesional en la crítica literaria, no tiene comparación posible. Auster es un autor de talla, de fuste, de verdadero calado. Esta novela es buena, sin llegar a ser brillante, pero se va diluyendo en la retina del lector como un azucarillo en café caliente, mientras que las mejores de Paul son verdadero azúcar glasé: hay que romperlo con la cucharilla para que café está azucarado.

lunes, 31 de diciembre de 2012

ODETS, Clifford. Sangre en primera página (1959)

     Magnífica película de un director para mi desconocido. Deben ser de las primeras películas de Rita Haywoord, quizá un poco sobrepasada en un papel de intensidad dramática que hubiera calzado muy bien en actrices tipo Bety Davies.
     Además cuando en el minuto cuarenta y cinco ya está en pleno juicio uno se imagina que te van a contar hasta el recurso de casación en una película de dos horas. Pero no se hace nada pesada la trama y la exposición. Es más, sabe a poco.
     Más allá de la falta de exquisita tensión dramática en los actores, que están bien pero que no parece que consigan potenciar sus recursos más a allá de lo normal, la película es espléndida. Bien rodada, con diálogos precisos, nada parece sobrar del metraje, es proporcionada en la verosimilitud de lo narrado, y está muy bien contada.
     La trama es sencilla. Mujer casada con un macarra, conoce a viudo que acaba de perder a su único hijo que se dedica a los impuestos, a su gestión y cobro. De manera inocente pero firme parecen iniciar un idilio, aunque no se muestra de manera explícita. Él se encuentra de viaje fuera de la ciudad cuando recibe una llamada de ella, que le dice que su madre la ha amenazado. El vuelve a la ciudad y en un accidente, a todas luces no premeditado, muere el marido. Él vuelve a la ciudad en la que pernoctaba, y ya tiene una coartada. Ella dice que un hombre ha entrado en la casa y matado a su marido... 
   Nada parece convencer a un fiscal del Estado muy curtido, y todo parece indicar que el juicio con jurado se los va a llevar por delante... Nada de eso. Todo sale bien, y al final todo parece indicar que el mismo juez profesional que le comunica el veredicto del jurado es quien les casa.
    El Director sólo hizo esta película y otra en 1944, al parecer. Desde luego si por está se condenó en la industria del cine no tiene ninguna razón de ser. Peores películas han sido encumbradas al Olimpo de la excelsitud. De juicio y demás, así, a primer vista, es de las mejores que he visto, y junto con Testigo de Cargo, Anatomía de un Asesinato, Matar a un Ruiseñor, y El Proceso Paradine, constituirían el poker de ases de las películas en la materia.

SIEGEL, D. Crimen en las calles (1956)

 

     En fin, una obra del arte del subgénero de delincuentes juveniles. No hay mucho que decir de la trama, casi desarrollada en una calle, como si fuera una obra de teatro. Unos chicos bastante maleados por sí mismos, capitaneado por un Cassavettes magistral, y secundado por un Sal Mineo bastante interesante, planean un asesinado, casi sin demasiado sentido, de un vecino que se ha chivado a la policía de que en una pelea entre bandas uno de los de ésta ha amenazado a un rival con un arma de fuego casera. El chico va a la cárcel y parece el momento elegido para que el Kie de la tribu, el Masca, cometa su primer delito de sangre, lo que le situaría en otro escenario, salvaje y brutal, pero de superior entidad.
     Un asistente social, que si lo hubiera protagonizado Karl Mandel hubiera sido un papel de Oscar, pretende interponerse en los planes del chico. Planes que no conoce y que sólo a través del hermanastro de éste puede imaginar. Al final el crimen no se consuma y todo parece indicar que la reforma de los chicos parece posible.
     Magnífica película, excelente de verdad, de las obras maestras de Siegel.

lunes, 24 de diciembre de 2012

EDGAR G. ULMER: Detour (1945)

     Muy buena película de cómo las casualidades de la vida a veces se convierten en fatalidades.
     Un hombre hace autostop y es recogido por un hombre que fallece en el trayecto. Se queda con el coche y recoge a su vez a una mujer que recuerda el coche y su dueño. Ya le ha cogido, ya le tiene atrapado. Cine negro en estado puro. Buen desarrollo, buena trama y gran perspectiva.

FRITZ LANG. Furia (1936)


   Excelente película, que, a mi juicio, no está a la altura de otras de Lang, aunque es magnífica, y seguramente algunos la consideren una obra de arte, como casi todo Lang. Lo que ocurre, al menos a mi, es que me gustó más La Jauría Humana, de Arthur Penn, y eso marca un poco la visión parcial que se tiene sobre esta.
   En todo caso es muy buena. Gran tensión, buen desarrollo, excelente final. Lo que ocurre es que no resiste comparación alguna con Deseos Humanos, por ejemplo.

domingo, 23 de diciembre de 2012

HATHAWAY, Henry. Cuando muere el día (1941)

     Un director que hizo de la eficacia y del oficio su arte, una cara bonita, en realidad preciosa: Gene Tierney, un diálogo eficaz, un escenario interesante, un George Sander muy en su papel y una trama novedosa.
     En plena guerra mundial un destacamento militar británico en el África central tiene sospechas de que alemanes e italianos están armando a una tribu local para levantarse contra los ingleses. Mujer guapísima, hija de inglés y árabe es la propietaria de la ruta comercial de la zona. ¿Está implicada en el tráfico de armas, o se hace a sus espaldas?. Eso intenta averiguar el guapo de turno.
    Muy interesante dos cosas. La música ocupa todo el tiempo que no hay diálogo, muy lograda por cierto, y la luz en la cara de Tierney. Esa cara, esa boca, esos ojos... una mujer guapísima de una mirada enigmática, atormentada seguramente, probablemente.

§ 3.350. La tragedia de la Bounty (Frank Lloyd, 1935)

  La primera versión de un clásico de aventuras. Me encantó la de Milestone de 1962. Algo menos la de Donaldson de 1984. Reparto espléndido,...