lunes, 6 de agosto de 2012

MILAN KUNDERA: La vida está en otra parte, Seix Barral, 5ª impresión, 3ª ed, Barcelona, 2010

    
Me gusta Kundera. Me gusta y mucho. Aunque a veces sea un poquillo espeso, me gusta. Este libro en concreto bastante. Sobre todo porque los juegos de espejos si no están bien idealizados confunden al lector, y sin embargo, aquí están dominados con toda propiedad. Sabe ser crítico y tener varias lecturas, varias sublecturas, sin abrumarte con un conocimiento excelso de la nadería que esté narrando.
    Puede ser leído como un complejo de Edipo destinado al fracaso (como todos los de esa clase, si se llega a ser hombre); como la supervivencia en la lucha de clases, incluso como una crítica despiadada a los intelectuales leales con el poder rojo que se cernió sobré Checoslovaquia durante década.
    Incluso, y esa es la mía, como una lectura del crecimiento del poeta y su enterna comparación con el adonis que le devuelve el espejo del agua del arroyo calmado... Es evicente que es una obra escrita a retazos, cuando en el proceso de formación intelectual del escritor acudía a lecturas nuevas de poetas clásicos, sobre todo Checos (natural) y Británicos (ya algo más raro, a no ser que tuviera interés por los idiomas). Estraño es que no fueran Franceses, dada la trayectoria vital posterior del autor.
     Jaromil se proyectará en mi recuerdo con los años de manera probablemente bipolar. Atendiendo a dos aspectos, su falta de hombría sexual con las mujeres a las que seduce (pocas), achacable a su enfermiza relación con su madre, a la que odia profundamente, y su falta de determinación poética, erráticamente mostrada, seguramente para acentuar la poca validez de la prosa soviética adicta al poder político dominante...

viernes, 3 de agosto de 2012

JUAN MARSÉ: Últimas tardes con Teresa, Debolsillo, 13ª ed., 2006

   
Estupendo relato de un modelo de sociedad que ya no existe. De una burguesía catalana venida a menos en las formas y en el fondo, y de un lumpen proletariado que alguna vez vislumbró la posibilidad de encaramarse en la escalera social mediante el matrimonio, el maridaje o el encoñamiento. Cualquiera de estos medios le sirve a el Pijoaparte...
    Muy recomendable para aquellos que todavía piensen en el mito de la lucha de clases y esas tonterías socialdemócratas, superadas ya por el paso del tiempo. Muy recomendable para todos aquellos que sueñen con el amor eterno de verano..., para aquellos que todavía entiendan posible que el amor supere determinadas barreras sociales...
    El Piloaparte es todo un personaje. Perfectamente caracterizado en sus fundamentos sociológicos, no tanto en los físicos. Su espíritu libre le permite no tener perspectivas definidas con anterioridad... Únicamente vira a medida que el viento lo hace. Jamas tiene planes a largo plazo, sólo a corto. Ahora Maruja, luego Teresa, siempre la sobrina del Cardenal... Alguna mujer le hace vibrar, le inpulsa, le ayuda, le da cobijo y le apoya económicamente...
     Teresa es una niña bien. Catalana en lo estético, internacional en todo lo demás, incluyendo la perspectiva marxista que parece cortejar... Pero su amado lider estudiante comunista es... impotente... No se le levanta, toda un giño a la realidad fallida de las posturas ideológicas que él representa... Y Teresa necesita alguien que la haga mujer. Es lo que toca, lo de este verano. Y para eso tiene al novio de Maruja... al Pijoaparte.
     Al final no queda claro quién utiliza a quién, si Teresa al Pijoaparte a al revés... El final merece una lectura pausada. Termina el verano y el Pijoaparte es detenido, denunciado por la sobrina del Cardena... Pero Teresa no parece acusar el golpe. En una pocas páginas Marsé decide que Teresa pierda la virginidad con su primo de Madrid, que vuelva a la Universidad, que termine la carrera y que olvide las veleidades marxistas... Todo ello en los dos años que el Pijoaparte va a la Universidad del lumpen... el talego...

domingo, 29 de julio de 2012

STEFAN ZWEIG: El candelabro enterrado, Acantilado, Barcelona, 2007.

  
Empieza a ser legandaria para mí la figura estilística de este autor. Generosamente editado por la magnífica editorial Acantilado, que practicamente ha provisto la reedíción de gran parte de su obra, nuevamente traducida.
   Relato corto, muy corto, que narra las desventuras de la nemorá, el candelabro de sieto brazos que alumbró el templo de Jesuralem antes de la diáspora. Expone, de manera figurada, naturalmente, cómo pudo ser robado por el imperio romano, llevado a Roma y vuelvo a robar por los bárbaros. La misión de rescatarlo le es encomendada a un niño. Más que de rescatarlo, de visualizarlo para que alguien de los suyos pueda decir por muchos años que lo ha visto, que efectivamene existió, que no es una invención de nadie. Esa misión recae en un niño de siete años... que se hace mayor... y que se le encarga la misión de ir a recogerlo porque ha sido visualizado en otro país... después de otro saqueo... Se encarga de recogerlo y al momento siguiente enterrarlo bajo un arbol, al pie de un arbol, por el resto de los tiempos.
   Desde luego no es de extrañar que el Régimen Nazi prohibiera los relatos de Zweig y le considerar un degenerado peligroso... como ocurría con Freud, o Mann. Su apego a la cuestión judia, la intensidad con la que expone la fe de los israelitas es de una intensidad tan atrayecte que no puedes por menos que sentir una cierta querencia por este pueblo...
   Buen relato, de un gran autor, poco frecuentado por mi, pero que seguiré cultivando.

domingo, 22 de julio de 2012

JOHN HUSTON: La carta al Kremlin (1970)

     Cuando la vi por primera vez tuve la sensación de que no era gran película. Una más de las de serie B de toda la vida pero en malo. Es decir, serie C. Nada que ver con las grandísimas películas de la B que han hecho historia del cine.
     Era sugerente, por los actores, por la trama, por todo... Pero al final me pareció intrascendente. Y así es. Así me lo sigue pareciendo. Nada que ver con otras auténticas e incuestionables obras maestras del mejor director de cine norteamericano de mitad del siglo pasado.
     Una carta escrita por no se sabe quien ha llegado a Rusia, pero se relaciona con China, y compromete mire usted a saber a quién... Lo que me llama la atención es lo descuidado que están los diálogós. Al punto de que parece como si la película hubiera sido cortada cuando se estaba montando, porque en algunos puntos falta una explicación a lo que ocurre. Es como si se dieran por sabido algunas cosas, que el espectador desconoce. Se rodó más metraje y se eligió mal en la sala de montaje. Además, los triples espias que juegan a dos bandas en un circo a tres pistas no es mi especialidad cinemetográfica, y me aburre tremendamente tener que desconfiar en todo momento de quien parece que lleva la voz cantante. Al final no sabes si quien era malo lo sigue siendo, o si el bueno permanete como tal y no se pasa al lado oscuro. En fin, un poco lioso. Por supuesto nada trascendente. Si no estuviera firmada por Huston ni siquiera se reeditaría, estoy seguro. Pelicula prescindible, en fin.

sábado, 21 de julio de 2012

OTRO PREMINGER: El rapto de Bunny Lake (1965)

Nunca he ocultado mi predilección por Otto Preminger, ni aquí ni en ninguna parte. Me parece el mejor director de películas de cine de todos los tiempos, con serías dudas con respecto a Billy Wilder, que es Dios. Como en la anécdota del periodista que viaja a argentina y le pregunta a un taxista quién es el mejor jugador de futbol, y le dice que Walter Mathaus, y el periodísta alucinando le pregunta que por qué no dice Maradona, y el taxista le replica que le ha preguntado por un jugador de futbol, pero que Maradona es Dios.
Tiene diálogos siempre acertados, discretos, pero muy afilados. Planos y secuencias muy bien encarriladas, tramas espectatulare.
En esta película se supera a sí mismo. Me parece una de sus mejores obras. El tratamiento del color, la suavidad con la que el comisario de policia pregunta, etc. Sólo le veo un defecto, el poco desarrollo y recorrido que realiza con la niña, que dice ser de cuatro años pero que está muy grande para eso. En una de las preguntas le interrogan acerca del peso de la niña, y responde que 18 kilos. Grandecita era. Sin embargo en la pantalla aparece una niña algo mayor. El caso es que no actua la niña, sólo está parada a merced del balia de los personajes que están a su alrededor.
En las últimas escenas sobre todo, cuando juegan madre, hija y tío a la gallinita ciega, y al escondite.
No sé porque, si por haber visto alguna saga de esta pelicula, etc, pero el desarrollo de la trama hubiera estado más logrado en vez de en un guardería, en un hotel. Hubiera sido más compleja, con más personajes y planos, pero seguramente más díficil de justificar la actuación sicópata del tio, enamorado de la madre de la niña, seguramente por algún tipo de trastorno sexual, no explicado en la película.
Otra peculiaridad que se atribuye generalmente a Hitchot es la capacidad de ir incrementando la tensión emocional para descargarla en los últimos fotograma. Pues bien, nada tiene que envidiar esta película a esa pretensión. Está perfectamente calibrado cúando y cómo se va increscendo en la intesidad emocional. Quizá alguna escenita de arrepentimiento del sicópata al final hubiera añadido algún tipo de explicación a lo sucedido. Pero es evidente que el director quiere que dicha explicación se la encuentre el espectador.

viernes, 20 de julio de 2012

EDMUND GOULDING: El callejón de las almas perdidas (1947).

Buena película. Ambientada en un circo narra la astuta aventura de un guapísimo Tyrone Power como ladino seductor de mujeres. Comienza entrometiéndose en un matrimonio, ella estrella decreciente de la adivinación, él alcohólico sin redimir. Ella le mantiene como vestigio de su pasado juntos, pero Tyrone tiene otros planes: apoderarse de la clave que ambos idearon para adivinar las preguntas del público. Una vez fallecido el marido, por un error en la ingesta de alcohol, de quemar en vez de ginebra, a causa de una intervención del Tyrone, el camino está expedito. Obviamente, después de unos cuantos escarceos la abandona por la joven del circo, con la que se casa obligado por las circunstancias.
Con ella monta un espectáculo empleando la clave y todo parece irle bien: progresa, tiene un buen número en un hotel (separado del circo), gana dinero, está situado socialmente... Pero la ambición pierde a las personas. Conoce a una socióloga que grava las conversiones profesionales con sus paciente y entre ambos idea una fórmula para estafar a los más ricos del pueblo. O eso cree él, porque en realidad la chica lo que pretende es ayudarle profesionalmente.
Convertido en una especie de gurú seudoreligioso intenta estafar a un ciudadano que necesitaba ver a su amante muerta hace tiempo. Idea una aparición pero sale mal. Su sufre le delata y el abandona el proyecto, regresa a hablar con la socióloga y todo estalla de nuevo. Corre, se abandona, y... vuelve al circo, a realizar el número que siempre temió, el de monstruo alcoholizado que corre la vida tras la botella que le ofrece el dueño del circo.
Buena película, a ratos entretenida, muy bien rodada, de metraje cometido, con buenos secundarios y una buena historia que contar de ambición y maldad. 

viernes, 6 de julio de 2012

STANLEY KUBRICK: Atraco perfecto (1956)

     Hay películas que marcan géneros. Hace días comentábamos La Jungla de Asfalto, sin duda una de ellas, ahora toca hablar de ésta, sin ninguna duda otra del mismo ámbito. La perfección hecha cine, la metodología científica al servicio de la cámara, y sobre todo la luz, esa luz de Kubrick tan peculiar, tan distintiva, tan poco común.
     El hipódromo como campo de juego, en engaño, el chivato, el listo, la guapa, la furcia, el guapo, la (mala) suerte, y el desenlace final inesperado: los billetes de banco volando por la pista de despegue de ese avión a Boston que nunca podrá coger.
     Marca género por tres circunstancias. Caracteriza a los personajes, los encuadra en fisonomías establecidas. Sobre éstas otros directores edificarán su propia contribución. Diferencia desde el primer momento quién es quién y qué hace y cómo se comporta. No hay duda para el público: el malo es malo y así se comportará en toda la película y el tonto es tonto. Sin más. Ello provoca que gran parte de la carga dramática de la película se desplace hacia el desenlace, que es el auténtico momento estelar de la película. Todo se orienta a este momento, y a su servicio se orientan otras tramas secundarias.
     En tercer lugar, lo característico de este tipo de género es que el ladrón, el ratero, el atracador no es un delincuente profesional. Es una persona normal, que tiene su trabajo, su mujer, su vida, su forma de vivir ya establecida, amigos, compañeros, etc. Sin embargo intenta participar en un golpe como forma de superación económica y social. La sociedad meritocrática americana de los cincuenta no concede muchas oportunidades, y, desde luego, no concede una segunda. La forma de elevarse es clara: dinero, hay que tener dinero. Y cómo nadie pregunta de dónde ha salido, todo está permitido.
     Tres apuntes adicionales. Sterling Hayden es un actor maravilloso. Quizá no es Dana Andrews, pero desde luego es un gran actor para los cánones establecidos en la época.
     Los diálogos no es el punto más fuerte del director. Están bien, pero no muy trabajados. Y el metraje. La trama, la historia y su desarrollo hubieran aguantado mucho más metraje. Hay películas que diez minutos de más hacen insufrible la película, y otras en las que parece que necesitarían más metraje. Esta es una de ellas, y ello una prueba más de su intemporalidad. 

§ 3.350. La tragedia de la Bounty (Frank Lloyd, 1935)

  La primera versión de un clásico de aventuras. Me encantó la de Milestone de 1962. Algo menos la de Donaldson de 1984. Reparto espléndido,...