miércoles, 7 de febrero de 2018

DREYER, Carl Theodor. Gertrud (1964)


Las películas de Dreyer son especiales, al menos las que he visto. Además de componer la escena como si se tratase de una obra de teatro, con planos largos, cámara estática o prácticamente fija, únicamente moviéndose de derecha a izquierda, tiene una particular fijación con los colores, sobre todo con el blanco, que adquiere varias tonalidades, matizaciones y grados.
Además tiene una peculiar forma de que los actores enfoquen su visión, no sólo no se miran entre ellos prácticamente nunca, sino que, además, no miran a la cámara nunca. Tienen una expresión visual algo alejada, lejana, poco cercana. El espectador aprecia el visionado desde una atalaya un tanto lejana, no es partícipe de la misma, no está dentro de la escena, no participa de la trama. La ve desde fuera, como en el teatro, y no entra en ella nunca, jamás.
La trama es artificial. La búsqueda de un sentimiento puro como lo es el amor, despegado de las realidades de la vida, de la necesidad de compatibilizarlo con el trabajo, con las ocupaciones normales de la vida diaria, es, simplemente pueril, infantil, irreal. Consigue un retrato de mujer sumamente frívola pero a la vez con mucha determinación para la consecución de su propósito. Cuatro relaciones de amor mantiene o ha mantenido a lo largo de su vida, y cuatro han fracasado por idéntico motivo, la necesidad de entregarse a una pasión exclusiva, sin compartirla con alguien o con algo, desgajada de la percepción de otros sentimientos. Llevado al absurdo el amor, según ese planteamiento, es incompatible con comer, con dormir, con beber, con hablar, con pensar. Y ese es básicamente el defecto de su pretensión, y por ello envejece sin conseguir su propósito, aunque coherente con su planteamiento vital.
Los actores son practicante amateur, no profesionales. Solamente han hecho un par de películas. La mujer solo esta, y el actor principal, que en realidad no sé cuál de los tres hombres es, cinco, algunas de ellas meros documentales.
En todo caso, en este tipo de películas lo de menos son los actores y la trama, lo esencial es el mecanismo de desarrollo, la puesta en común, el escenario en donde se desarrolla la trama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

§ 3.375. Un lugar llamado milagro (Robert Redford, 1988)

Segunda película dirigida por Redford, después de la absolutamente maravillosa "Gente Corriente" (1980) que verdaderamente es una ...