jueves, 28 de diciembre de 2017

LUMET, Sidney. La colina (1965).


El ejercicio de la disciplina militar llevada hasta extremos insospechados es más una muestra de sadismo que una manifestación de marcialidad.
Me ha parecido muy interesante, más que por la temática que es relativamente oportuna, por la forma de rodar. El odio, la violencia, la tensión se refleja muy bien en las caras de los protagonistas, en cómo se mueven, en la rapidez que el zoom se acerca a las caras para mostrar sus rasgos faciales, los ojos saliendo de las órbitas, los labios amoratados de mordérselos, el sudor corriendo por la cara.
Un estudio muy interesante de cómo la tensión afecta a distintas personas de distintas manera, de cómo el mismo tratamiento que para un concreto militar es excesivo para otro no lo es, de cómo se puede socializar el dolor en el colectivo, de cómo se desconfía de él o se refleja en él la tensión personal.
Gran película.

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