lunes, 25 de septiembre de 2017

GONZALEZ IÑÁRRITU, Alejandro. 21 gramos (2003)


Una estructura narrativa muy singular, circular, propia, muy poco usada. No es lo de Jackie Brown de Tarantino, que cuenta una historia desde tres puntos de vista, incluso físico, con la toma de cámara desde varios sitios distintos. Es otra cosa. Desde el principio comienzas a ver qué ocurre, prácticamente conoces el final y cómo se va a desarrollar la cinta. Ves el final y no conoces cómo se va a llegar a él, sólo intuyes cómo se desarrolla. 
La temática es sencilla, incluso pobre. Un señor muere atropellado y muera junto con sus dos hijas en un paso de cebra. Su corazón se le dona a otra persona, que se encarga de buscar quién era su donante y se pone en contacto con su viuda. Entre los dos deciden matar al homicida... pero todo sale al revés, todo sale mal.
Me ha gustado mucho Naome Watts, y Sean Penn, algo menos Benicio del Toro. No es que no esté bien, es que siempre tiene esos papeles de bruto, de rudo, de mexicano miserable que no se adapta a la realidad americana.
La musica y los sonidos están perfectamente ensamblados en la cinta, acompañan muy bien a la trama.
Me gusta Iñarruti, es diferente, fresco, aunque probablemente abusa de su técnica de filmación. En esta cinta abusa de la técnica de montaje, en El Renacido se trata de exponer lo bien que sabe filmar con un gran angular, con una cámara con mucho grados de apertura. No sé, no hace falta tanto despliegue técnico. El cine es otra cosa, es algo diferente. Es una mezcla entre lo fílmico, lo técnico, el diálogo, la trama, el guión, lo emocional, lo actoral, la música... Es un arte muy difícil llevar a cabo.

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