domingo, 10 de enero de 2016

SCOTT, Ridley. Blade Runner (1982)

Película más mítica que buena, más valiosa desde el punto de vista emocional que de calidad contrastada, con más mensaje sugerido que efectivamente expresado... No acabo de verle la gracia. La he visto ya varias veces, de manera complete que recuerde tres, y ninguna de ellas me he quedado completamente satisfecho. Es cierto que sugiere un mundo emocionalmente muy diferente, que es capaz de transportarte a otro mundo, literalmente, pero no es el tipo de cine que me subyuga. La música es extraordinaria, muy reconocida, probablemente una de las bandas sonoras más identificadas con una película, muy similar a lo que ocurre con la del tercer hombre de Carol Reed. Es, además, un éxito internacional de Vángelis, hasta ese momento conocido pero no elevado a la categoría de mito, como ocurre tras esta película.
Harrison Ford, pues en el mismo papel que en la guerra de las galaxias. La chica se llama Sean Young, y aunque tiene algunas películas más, ésta es la suya más conocida.
La frase mítica de Rutge Hauer sí es cierto que ha creado toda una mitología, sobre todo, porque, al parecer, no figuraba así en el guión original, teniendo que expresar algo mucho más sencillo ante de morir de un balazo, y no como lo hace, atontándosele las 'pilas'. Su carrera sí es más sólida, llegando a las cien películas.
En definitiva, una cinta mítica que no le pondría, ni mucho menos, en mi lista ideal de las cien mejores de todos los tiempos.

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