martes, 12 de mayo de 2015

ZINNEMANN, Fred. Acto de violencia (1948)

Magnífica película. Hasta la media primera hora no sabes realmente  cuál es la trama de la cinta. Y esta no es otra que la traición, la delación, la culpabilidad... la venganza de un hombre maltratado por esta delación. Un piloto de guerra internado en un campo de concentración alemán se chiva de la construcción de un túnel para evadirse a cambio de... comida. Las consecuencias para toda la brigada son las que se pueden imaginar: la muerte, la tortura...
Años después cuando se le cree un pilar de la comunidad aparece un hombre con una cojera, Robert Ryan, que viene a matarle. Traicionó a todos y ahora él quiere vengarse. Pero aquí se produce un giro en la película, una exposición de no se sabe quién es el que ha perdido la razón, si el torturado por la herida, sus consecuencias y el odio que mantiene, o si el delator, por la culpa de aquella acción, que aunque le salvó la vida no le deja vivir como hombre cabal.
El final plantea la catarsis que se produce entre ambos personajes. El delator se revela contra sí mismo, entiende que las consecuencias de su acción han sido letales y obra en consecuencias: intenta salvar a quien viene a matarle de un asesino a sueldo que, sin saberlo, ha contratado para solucionar su problema. Por su parte el compañero torturado en la guerra que pretende matarlo entiende que el delator también ha sufrido, y con tal intensidad que a lo mejor puede considerársele una víctima más de la guerra, de lo acaecido. Entiende que quizá el sufrimiento de ambos no es tan diferente, es más parecido de lo que parece. Sus consecuencias externas son parecidas.
Gran obra, con un gran planteamiento, capaz de exponer una temática de forma nítida y sin sobresaltos.

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