viernes, 13 de febrero de 2015

HATHAWAY, Henry. Infierno en la tierra (1942)

Con película como esa no sé por qué tengo tan bien valorado a Hathaway... Me ha decepcionado, pero es la excepción con él. La cinta hay que entenderla en el contexto político en el que se rodó: 1942, producto de la guerra de propaganda, además de alguien que no rehuía precisamente de realizar este tipo de servicios.
Metraje típico de él, diálogos rápidos, si acaso una frase muy edulcorada que le dirige el protagonista a la chica que le persigue: "te adoro nena, porque eres un montón de huesos, mentiras y veneno, todo lo que una chica debe ser".
Es una historia conocida, el hombre que se sobrepone a sí mismo, y quizá a su destino, redimido por el amor incondicional de una mujer con algo más que besos y cinismo. Él mismo no sabe qué le ocurre, por qué está cambiando su sistema de prioridades, pero sin saberlo es capaz de tornar su propia desidia ante el mundo, su pasotismo y su dejadez, por un compromiso cierto y profundo por algo que hasta hace veinte minutos le importaba un pimiento, amarillo y frito.
Tópico tras tópico la película transcurre, con la única esperanza de ver caminar a Tierney con los zapatos del mismo color que el vestido, con ese magnetismo que sólo ella era capaz de imprimir a sus personajes, y quizá también a su vida.
Montgomery con el bigotito típico de la época, y McLaglen en su papel de siempre, aunque cada vez que le veo en vez de recordar sus papeles decentes, que lo tiene, me acuerdo del bodrio de películas que dirigía su hijo.

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