jueves, 11 de diciembre de 2014

WYLER, William. Brigada 21 (1951)

Magnífica obra de teatro, magnífica película. Los contrastes de la vida puestos al descubierto, la necesidad de dominar el carácter en las relaciones profesionales, sociales y personales, la virtud como sublimación de la personalidad y el engaño que ello supone, el pasado y la infancia como auténtica patria, el amor, el sexo y las parejas anteriores de tu pareja actual, los hijos y su importancia...
Dura película, mas de lo que parece, en la que se narra una horas en una comisaría de policía de Nueva York y, particularmente de un detective demasiado rígido que tomas las cosas por lo personal, al arrastrar un pasado familiar muy difícil, y en particular una infancia  traumática.
Al final muere, como no puede ser de otra manera, probablemente por atacar las situaciones de la vida, y también las profesionales, con un apriorismo inaudito, a rajatabla, sin ceder un ápice en sus planteamientos previos, sin ser dúctil ni capaz de ordenar sus ideas de acuerdo a un sistema de vida adaptativo. En varias ocasiones de le comenta, por compañeros y su mujer, que no puede mantenerse tan rígido en el trabajo, frente al delito y sus protagonistas, que necesariamente la dulzura, la piedad, el arrepentimiento y la empatía forman parte de la vida, y también de su trabajo, aunque él se crea, irremisiblemente de forma equivocada, el último hombre recto en la tierra.
En realidad le pierde su carácter, su manera de ser, su forma de abordar los problemas, su personalidad tan granítica.
Excelente película de un magnífica director, con un Kirk Douglas en estado de gracia, y una Eleanor Parker guapísima que da muy bien la réplica.

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