miércoles, 28 de mayo de 2014

COSTNER, Kevin. Open Range (2003)

     Pues me parece una película muy interesante. Buena, bien rodada, con la dosis justa de lirismo, con buenos diálogos y, sobre todo, escenas en campo abierto, al aire libre preciosas.
     La historia es fácil de entender, unos vaqueros, con pasados podo claros, conducen su ganado a través de pastos abiertos, tierras de nadie. Pero en un determinado pueblo el dueño de todo, del Sheriff, de la taberna, de los pastos propios y de los ajenos, decide que tiene que irse por otro lado. La negativa de los cowboys acarrea una paliza a uno de ellos y luego su muerte y una paliza a otro, un chaval pequeño, que casi le lleva a la muerte, y a casa de un médico cuya hermana -una Annette Bening, guapísima- le cuida hasta que se recupera.
     Robert Duval, que es el jefe, tiene dos alternativas: irse con el ganado a otro sitio, como se intuye que ha hecho otras veces anteriormente ante supuestos parecidos, o encarar el problema, aunque ello conlleve desenterrar viejos demonios del pasado. Especialmente de Kevin Costner que se muestra como un pistolero de leyenda que había abandonado el rifle y el colt por asqueo con su propia vida.
     Obviamente las introspecciones que pretende explorar el director a través de este personaje quedan en entredicho por la escasa capacidad dramática de éste, y oscurecen la cinta, pierde pie, te sitúa en el umbral de cuestionarte la credibilidad de toda la película, de la historia, de su contenido y también de su metraje y trama esencial. Es el único punto donde no se hace pie, donde es una película más, del montón, de las que pasa desapercibida.
     El resto es soberbia, el tiroteo, cómo se comportan los habitantes del pueblo y su rebeldía tras el denotan del primer disparo, las muertes sin gloria de los malos, el propio diseño del pueblo, siempre envuelto en una lluvias torrenciales creíbles y que le dan una textura diferente alejándonos del sol implemente de las películas clásicas del oeste de Ford o de Leone.
     Obviamente salen triunfantes del lance, y la lucha del protagonista por aceptar el destino que le tiene deparado la supervivencia sin excesiva gloria vuelven a hundir la película en la mediocridad, aunque está claro que constituye en enganche emocional que permite el diálogo y la intervención femenina. Es la parte menos diáfana, de la que un grande hubiera prescindido y sustituido por otro argumento emocional. Pero claro, la película es buena, Costner hace un buen trabajo de dirección, y si se quiere de interpretación, desde luego pero que Duvall que parece que ha nacido para hacer esta película, pero no es un grande grandísimo, y la película queda como un Westher precioso, para recordar, e incluso ver alguna vez más, pero poco más. Con todo, no es poco. Es mucho. Es una gran película, alejada de los cánones ortodoxos de las obras de arte.

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