Buen film de guerra, de los de toda la vida. Bien rodada, metraje comedido y muy buena interpretación de Gregory Peck.
Piloto de aviones caza destinado en una Isla del Pacífico a la que castiga habitualmente el ejercito japonés que no tiene mucha afición a la vida por haber muerto su mujer en un bombardeo en Londres... Se vuelve a enamorar de una lugareña, realmente muy bonita y parecen encaminados a un romance de los de toda la vida.
Tiene que hacer una misión rutinaria, llevar a un sujeto a otra Isla. El avión falla, se aterriza de emergencia y se rompe una pierna el auxiliar de vuelo. La solución es caminar los dos que pueden con una camilla a rastras toda la isla. Una empresa titánica, con muchísimos peligros, animales, japoneses, la ausencia de agua y sobre todo el calor, salvaje, pegajoso y brutal.
Uno de ellos se suicida. Llevar la camilla es imposible, tiene que ser a rastras. La llanura lisa y martirizante, el desierto seco y sin una sombra. Al final consigue llegar y ser rescatado. También su compañero. Todo sale bien.
Uno de tantos de guerra, pero bonito, sereno y bien rodado.
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