sábado, 23 de marzo de 2013

Elia Kazan. Fugitivos del terror rojo (1953)


     No muy renombrada película del traidor genial que tiene, sin embargo, el mérito de no envejecer, o mejor dicho: envejecer con bastante dignidad, quizá por el tema, quizá por el tratamiento del blanco y negro, muy sutil y especial, quizá por ser el director quien es, y estas cosas importan, y mucho, especialmente a los mitómanos como yo...
     No es, obviamente, ni Viva Zapata, probablemente entre las diez películas más bonitas de todos los tiempos, ni La Ley del Silencio. Tampoco es Esplendor en la Hierba, ni siquiera El Último Magnate o El Fugitivo, pero es una película que se deja ver muy bien. Me recuerda vagamente a El Callejón de los Sueños Rotos, por el ambiente en el que se desarrolla, aunque nada tiene que ver ni la trama, ni 
     Desde luego tiene que ver con su peculiar lavado de cara tras su bochornosa intervención contra los Diez de Holywood, preciosamente contado en una película de Irvin Wilker llamada Caza de Brujas, uno de cuyos represaliados más notables fue Dalton Trumbo, guionista de Espartado, de Kubrick. Probablemente fue el episodio que marcó su vida por completo, en todos los sentidos, y seguramente le impidió situarse en el Olimpo de los directores míticos, lugar reservado para otros directores ortodoxamente dóciles con el Poder, como Hawks o Ford, cuyas derivas personales eran tolerados como tributo a la peculiaridad de su genio. Porque la plasticidad de su cine es magnífica, la fuerza tremenda de su argumentario deja poco margen a la duda: estamos en presencia de un animal de la naturaleza, un torrente lúcido de expresividad canalizado a través de una máquina que hace dieciséis fotografías por segundo.
     La historia es la que se supone: los miembros de un circo pretenden en una gira escaparse de su país, Alemania Democrática, para pasar a la Alemania Federal, consiguiéndolo, después de no pocas peripecias, circunstancias y ocurrencias, que dan sentido a toda la película.
     Se deja ver, y para los que gusten de este tipo de cine es bonita, sin ser una genialidad, en ningún sentido.

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